MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Mi niña, Yo soy la única Madre de toda la humanidad. Cada uno de vosotros es Mi hijo.
-Santa Madre, ¿aceptará un día esta verdad todo el mundo?
-Al final, toda alma aceptará esta verdad. Los que ahora aman a Dios sinceramente, la aceptarán.
No dejes nunca de rezar, hija, por la conversión del mundo. Comprende que cuantas más oraciones Yo obtenga, menor será el mal promulgado. Las oraciones no son nunca vanas. Yo las ofrezco al Padre cuya Justicia es inminente. Reza para obtener la Misericordia de Dios.
Vosotros no sabéis lo que Dios ha
reservado para esta generación malvada, pero tened en cuenta cómo en tiempos
de rebelión cayó Su Mano sobre los hombres pecadores, y aquello fue, entonces,
una fracción de lo que ahora Él tiene reservado para vosotros.
De Su Santa Morada, Su Justicia responderá en proporción a los pecados de esta
generación. Él vendrá con Fuego, rayo, huracán y llama de Fuego devorador,
para quemar los crímenes del mundo. No, vosotros no sabéis lo que el
Todopoderoso os tiene reservado para purgar a la humanidad.
Los signos están por todo vuestro alrededor, pero pocos los ven o los notan.
Sangre inocente de Mis hijos e hijas es ofrecida como holocausto al Maligno. El
plan de Satanás es el de despojar al mundo de su creación, y aniquilaros a todos
y engulliros a todos en llamas. Él desea hacer de todos vosotros un gran
holocausto.
Yo clamo, Yo lloro, Yo vierto Lágrimas de Sangre, pero pocos prestan atención.
Dios vendrá a vosotros pero no sabéis qué día.-Santa Madre, nosotros rezamos, pero como Tú dices, somos muy pocos. ¿Qué hacer?
-Vuestras oraciones pueden cambiar el mundo. Vuestras oraciones pueden
obtener las Gracias de Dios para la conversión de los pecadores, y cuantas más
conversiones haya, más oraciones se harán y se escucharán para la conversión
de otros. ¿Comprendes? Las oraciones son poderosas. Esto es por lo que Yo os
insisto en que no abandonéis vuestras oraciones y sacrificios; los fieles se
necesitan ahora más que nunca. Dios se acordará de todos vuestros sacrificios,
Mis queridísimos hijos, amadle y glorificadle. noviembre de 1991 - Vassula

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