12 de Septiembre del 2018
Fiesta del Santísimo Nombre de María
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el
Corazón de Dios Padre. Dice: “La profundidad de la virtud en cualquier
alma es equivalente a la profundidad del Amor Santo en el corazón. El
Amor Santo es el cimiento de toda virtud. Así que vean, mientras más
fuerte y más estable el cimiento, más fuerte y más estable la
virtud. La santidad personal no puede intensificarse a menos que se
hagan avances para intensificar el Amor Santo en el corazón.”
“Son muchos los que intentan impresionar a los demás con su
santidad sin tratar de intensificar el Amor Santo dentro del
corazón. La virtud no es virtud si se practica para impresionar a los
demás. Se harán grandes avances en cualquier virtud si el alma se
desenfoca de sí misma y pone en su corazón el amor por Mí y por los
demás. La libre voluntad tiene que elegir este santo anonimato.”
Lean 1ª Corintios 13:1-3
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los
ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un
platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera
todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe
capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque
repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi
cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor
es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no
se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se
irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la
injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo
disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no
pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la
ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras
profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que
es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como
un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un
lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo,
confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo
imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una
palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero
la más grande de todas es el amor.
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