Hijos queridos de Mi divino Corazón. Muchos de vosotros
confundís la verdadera espiritualidad y el verdadero fervor. Pensáis que si
sentís dulzuras, gozos o muchos deseos de Mí, ya estáis por buen camino, y al
revés, cuando estáis secos y no sentís nada, es cuando creéis que vuestra fe se
va oscureciendo. Yo, Jesús, os hablo.
Nada más lejos hijos, nada más lejos. Los sentimientos
nada tienen que ver con la voluntad. Es vuestra voluntad de querer honrarme, de
querer acompañarme, de querer estar ente Mi presencia y demás, lo que hace que
vuestra fe crezca y a Mí Me honréis perfectamente, porque las dulzuras o los
sentimientos que a veces sentís, son consolaciones o regalos que Yo os hago,
pero no por eso sois mejores, simplemente que
os doy esas dulzuras unas veces y otras os dejo secos para que crezcáis
en la fe y en la perseverancia de querer honrarme sintáis o no sintáis. Yo, Jesús,
os hablo.
Hay santos que se mantuvieron en oscuridad casi toda
su vida, pero ellos Me sirvieron perfectamente, y precisamente porque no
buscaban en Mí los dones o consolaciones, lo que hacían Me daba mucha gloria. Así
que hijos, no os desalentéis cuando los sentimientos estén alejados de vuestra
alma, es vuestra voluntad lo que me vale, lo otro son dones Míos para estimularos
a seguir adelante y, ya os he dicho que unas veces os lo doy y otras os lo
escondo.
Perseverad en Mí y daréis mucho fruto. Os ridiculicen,
os insulten, os critiquen, nada os importe, vosotros hijos firmes en Mi
amor y los frutos los conoceréis en la otra
vida, porque en esta poco os mostraré de ellos, ya que no conviene que la vanidad se alimente en las
cosas espirituales, porque entonces no daríais frutos. El que permanece en Mi
da mucho fruto (Jn 15, 5) porque Yo obro en él y Me valgo de él para operar. Vosotros
todos sois instrumentos Míos, aunque unos hagan más cosas que otros, pero todos
sois necesarios, lo mismo que en una caja de herramientas hay muchas piezas
y unas son muy grandes y otras insignificantes, todas son necesarias. Yo, Jesús,
os hablo.
No desmerezcáis lo poco que hagáis por Mí que si lo hacéis con
inmenso amor no sabéis la de frutos que puede dar. El amor y vuestra voluntad
de querer servirme, unidos a Mí, son los que hacen que vuestras acciones den
frutos, frutos que os oculto para que Me sirváis en puro amor y fe. Yo, Jesús,
os hablo y os instruyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario