Hijos de Mi Sagrado
Corazón, veo que os estéis preparando para el Aviso sin saber si muchos de
vosotros viviréis, y sin saber la fecha del mismo. No es que esté mal que lo hagáis,
pero viviendo en estado de gracia ya estáis preparados para todo lo que venga y
para la muerte repentina. Yo, Jesús, os hablo.
Vivís sumergidos en
pecados e imperfecciones de toda clase y os creéis tan buenos que pensáis que
el Cielo os espera, pero hijos, examinad vuestras almas detenidamente, porque tenéis
algunos todavía pecados desde la adolescencia y muchos hasta de la infancia. Anunciáis
el Aviso y sin embargo algunos para entones habréis fallecido. Procurad vivir
en estado de gracia con todas sus consecuencias, nos os deis el gusto de nada
que sea pecaminoso y aumentad si podéis y os lo permite vuestro tiempo y salud
un poco más de vida de piedad, porque algunos la tenéis muy parca. Yo, Jesús,
os hablo.
No anunciéis el Aviso
a las almas, (muchas no lo entienden), mejor anunciadles que se confiesen en
condiciones y que comulguen en las debidas disposiciones, no sabéis ni el día
ni la hora de vuestra partida al Más Allá, no os pase como a las vírgenes
necias que vino el esposo y las encontró sin aceite en sus lámparas (Mt 25,
1-13) Vuestro aceite debe ser la gracia divina, eso y los sacramentos. Confesad
a menudo, comulgad a menudo también y, para nada dejéis la oración sea poca o
sea mucha, porque sois flaqueza y como Mi adversario lo sabe, os ataca en
aquello en que más vulnerables sois. No os concedáis tanto relajamiento ni
tantos gustos, Mi vida fue muy dura, a veces, no comía, y Mis caminos eran muy
largos y Me cansaba, pero seguía un día y otro, haciendo la voluntad de Mi Padre,
porque si Me hubiera concedido dispensas, hubiera sido en detrimento de las
almas y de la evangelización que traía para ellas.
Os falta mucho para
la santidad, incluso a los que vivís la vida espiritual, pero aun así debéis
ser perfectos en todo como vuestro Padre Celestial es perfecto, (Mt 5, 48). No
os desaliente saber que la perfección de Dios no tiene límites, solo proponeros
cada día venceros en tal o cual batalla que Yo os lo recompensaré, para que
cada vez más tengáis mejores disposiciones. Ayudad a vuestros hermanos y
hermanas que los veis por caminos equivocados, pero siempre hacedlo con misericordia
no con reproches, que reprochar se os da muy
bien a todos. Sed misericordiosos como vuestro Padre Celestial lo es, e
imitad a Mi Santa Madre que también lo fue y lo sigue siendo. Acudid a Ella a
pedirle auxilio, Ella es auxilio de pecadores, es decir, auxilio de todas las
almas y nada desea más que ayudaros en todo lo que sea para Mi gloria. Yo, Jesús,
os hablo y os instruyo.
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