18 de Abril del 2019
Jueves Santo
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el
Corazón de Dios Padre. Dice: “Hijos Míos, hoy –Jueves Santo–los
cristianos alrededor del mundo celebran la conmemoración de la
institución de la Santa Eucaristía. Esa es la Presencia real de Cristo
en la Tierra. Esta verdad no la puede cambiar ni la incredulidad ni la
indiferencia. De verdad les digo, la Eucaristía se dio al mundo por Mi
Divina Voluntad para cambiar corazones, para abrazar y consolar a los
corazones.”
“El sacerdocio real se estableció para continuar esta sagrada
tradición en memoria de Mi Hijo. Hoy día sólo hay un pequeño porcentaje
de personas cuya fe en la Presencia real de Mi Hijo está intacta. En
la actualidad, el mundo necesita la Eucaristía más que nunca. Jamás ha
habido una apostasía tan extendida como la de ahora. Abracen esta
Presencia sagrada. Honren el sagrado sacerdocio. Defiendan la verdad
que nadie puede cambiar.”
Lean Mateo 26:26-28
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman, esto es mi
Cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó,
diciendo: “Beban todos de ella, “porque esta es mi Sangre, la Sangre de
la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados”.
18 de Abril del 2019
Jueves Santo
(P.M.)
Jesús dice: “Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado.”
“Durante Mi Pasión y Muerte, Mi mayor sufrimiento fue pensar en las
almas que caerían en su perdición a pesar de Mis esfuerzos. Hoy es
prácticamente igual. Sufro la flagelación una y otra vez por las almas
que en alguna ocasión me conocieron y quizá hasta fueron fervorosas,
pero que hoy son distantes e indiferentes. Me consuelan las almas
dedicadas a la santidad personal, aquellas que aman a Mi Padre por sobre
todas las cosas y eligen vivir en Amor Santo.”
“Yo aguardo a que la Iglesia regrese a Mí. Lloro por quienes son
inconstantes en sus vocaciones; vocaciones que Yo les di con
amor. Lloro por los hipócritas que reflejan santidad, pero en sus
corazones la rechazan. Muchos líderes de la Iglesia, responsables de
muchas almas, ignoran su seria responsabilidad. ¿Cómo pueden salvarse
ellos mismos si no pueden salvar a quienes están a su cargo?”
“Consuélenme, Yo estoy siempre presente en la Sagrada
Eucaristía. Consuelen Mi Desolado Corazón, pues por sus esfuerzos es
como podrá cambiar el rumbo de la humanidad.”
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