30 de Marzo del 2019
Mensaje Público
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el
Corazón de Dios Padre. Dice: “Hijos, los llamo hijos Míos por
siempre. Tienen que sentir Mi frustración al ver tantos ataques sutiles
consumiendo la fe. Vengo nuevamente para alentar a Mi Resto Fiel a que
se aferre a la Tradición de la Fe. No se dejen influenciar por el
pensamiento liberal. Algunos tratan de crear nuevas doctrinas que son
más agradables al hombre. Respalden las verdades que se les han
transmitido desde el tiempo de los Apóstoles. No permitan que el
relativismo moral, mismo que respalda las doctrinas de los demonios, se
filtre en sus corazones.”
“Tienen que darse cuenta de que los corazones están bajo ataque
como nunca antes. Satanás sabe muy bien que este es el momento de
arrancar almas del Resto Fiel e insertarlas en el error. Quienes apoyan
el error se están volviendo cada vez más visibles. Esta generación no
debe ver a Sodoma y Gomorra como modelo a seguir. Toda la confusión que
ataca las verdades de la fe es una señal de que Mi Ira se
aproxima. Ustedes, hijos Míos, tienen que vivir como vivieron las almas
en Nínive.”
Lean Jonás 3:1-10
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en
estos términos: ‘Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y
anúnciale el mensaje que yo te indicaré’. Jonás partió para Nínive,
conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente
grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a
internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando:
‘‘Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida’. Los ninivitas
creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de
penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia
llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su
vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre
ceniza. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: ‘Por
decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el
ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban
agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a
Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y
de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se
arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no
perezcamos’. Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse
de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había
hecho y no las cumplió.
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