MARÍA SANTIFICADORA
Hijitos, Estoy muy triste por
el aumento de los abortos en el mundo; el libertinaje sexual de los
jóvenes, la promiscuidad en las parejas, el adulterio, la corriente
satánica del Feminismo y todas las demás ideologías contrarias a la fe y
sanas costumbres sociales, morales y espirituales, existentes hoy en el
mundo; es lo que está llevando a la juventud a apartarse de Dios y a
hacer correr la sangre de mis inocentes criaturas.
Hijitos, el pecado del aborto
hace llorar al Cielo y está llevando a la condenación a miles de
jóvenes y parejas. El alma de las parejas que deciden abortar queda
negra; lo mismo le pasa al alma del profesional de medicina o persona
que lo practique. Todos son igual de responsables ante Dios por este
execrable crimen. Si no reparan, piden perdón a Dios y se confiesan,
corren el riesgo de perderse eternamente cuando lleguen a la eternidad.
La mujer que aborta hace de
su vientre un sepulcro, ennegrece su alma, mancha su conciencia y aleja
al Espíritu de Dios, por el tiempo que se demore en confesar, reparar y
pedir perdón, por este crimen. Lo mismo le pasa al hombre, al
profesional de la medicina o persona que lo practique; se hacen
maldición ante los ojos de Dios; si los sorprendiera la muerte sin
haber reparado, confesado y sin haberle pedido perdón a Dios, corren el
riesgo de condenarse.
El pecado del aborto abre
puertas espirituales para la entrada de demonios, en aquellos que lo
practican. Los hijos que le nazcan mañana a una madre que ha abortado,
se les debe de hacer oración de sanación y liberación en sus vientres
para que queden libres del espíritu de aborto y ellos mañana no sigan
derramando sangre inocente. ¡Parad madres desalmadas de seguir
derramando sangre inocente, porque este pecado os puede llevar a la
condenación eterna! ¿Quién sois vosotras para destruir el ciclo de la
vida que Dios creó? Os recuerdo que hay vida desde el mismo momento en
que el ovulo es fecundado, toda interrupción que se haga de ella ya es
pecado mortal, es asesinato.
Dejad vuestra promiscuidad
sexual hijitos, acordaos que el Sexo sólo lo permite el cielo para la
prolongación de la especie, dentro del Sacramento del Matrimonio con la
bendición de Dios. Toda relación antes del matrimonio es fornicación y
toda relación por fuera del matrimonio es adulterio; estos pecados, son
fuertemente castigados por la Justicia Divina, sino no son confesados y
reparados. El pecado del aborto si no es liberado, se convierte en
maldición para las generaciones de las parejas que lo practicaron.
¡Recapacitad mis hijitos
rebeldes y no sigáis derramando sangre inocente! ¡Madres abortistas,
vuestra conciencia, será vuestro peor juez; mañana cuando lleguéis a la
eternidad, vuestro dolor se acrecentará al ver las criaturas a las
cuales les negasteis la vida! Veréis el plan que Dios tenía para ellas y
que vosotras interrumpisteis; esa sangre inocente que derramasteis,
clamará justicia mañana en la eternidad. ¡Madres abortistas, reparad y
confesad por este execrable crimen, ahora que todavía tenéis
Misericordia; para que vuestras almas no se vayan a perder al paso de
la Justicia Divina!.
Quedad en la Paz de mi Señor.
Vuestra Madre, María Santificadora
Dad a conocer mis mensajes y advocación a toda la humanidad
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