17 sept 2019

15 sep 2019 - EE.UU: Dios Padre: Yo nunca impoco, Invito | El origen de todo mal es el Amor Propio Desordenado...

15 de Septiembre del 2019
Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores
 
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre.  Dice: “El comienzo de cada virtud es el momento en el que el Amor Santo entra primero al corazón.  Se trata de la importancia del consentimiento del alma a tener una relación más profunda Conmigo.  Yo nunca impongo.  Yo invito. En la actualidad, Mi invitación a una profunda santidad personal pasa desapercibida y no se considera importante en un mundo gobernado por el amor propio.”
 
 
“La raíz de todo pecado es el amor propio excesivo.  Cuando el alma se permite volverse más importante que el amor por Mí, entonces es fácil que el pecado se apodere de su corazón.  A esto es a lo que deben tenerle miedo:  al amor propio desordenado.  Si este amor desordenado fuera derrotado en cada corazón, tendrían paz en el mundo basada en la santidad personal.”
 
“Mediten por un momento en los dolores de la Santa Madre.  Cada dolor fue el resultado del amor propio desordenado en los corazones de los demás.  Incluso cuando el Niño Jesús se perdió, la Santa Madre no hubiera tenido tanto miedo por Su seguridad si no existiera el peligro de la maldad en los corazones de los hombres.”
 
“Hoy día, el corazón bueno se enfrenta con el rival del mal en cada momento presente. Es una batalla que tiene que ganarse, no solamente por el bien de cada alma, sino por el futuro del mundo.”
 
Lean 1ª Corintios 2:6-9
Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo;  aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman.
 

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