MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Hijos Míos, todos
vosotros tenéis que comprender y entender lo que os diré, que ya los días de
misericordia están llegando a su fin y que toda la humanidad en un muy corto
tiempo ingresará a los días de Justicia Divina; y es allí cuando muchos, por
falta de conocimiento, por tibieza espiritual o pecado, con inmenso dolor os
diré que van a sucumbir, porque, hijos, los días del último reinado del
príncipe de este mundo ya estarán por dar comienzo. Tendréis un tiempo donde el
Pueblo de Mi amado Señor, vuestro Padre, DIOS, ha de ser puesto a prueba por el
horno de la tribulación en esos días que estarán llegando. Hijo Mío, sólo
falta que Mi amado Padre os envíe el Aviso para que se terminen los días de
misericordia y todo cuanto está escrito se cumpla. Entonces, hijos Míos, tenéis
que saber que la humanidad ha de conocer la Justicia Divina y la inmensa
mayoría se lamentará, llorará y suplicará por no haber querido escucharme. Han
de ser días de angustias, caos, desolación y purificación; días que, si no
estáis preparados espiritualmente, correréis el riesgo de perderos.
Hijo,
tenéis que saber y hacer saber a todos vuestros hermanos, que la Fe de Mi Pueblo
en su totalidad ha de ser puesta a prueba; seréis probados como se prueba
el oro en el fuego; muchos últimos, serán primeros, y muchos primeros, serán
últimos.
Amados
hijos, tenéis que estar preparados y tenéis que comprender que vuestro mundo
muy pronto pasará, y con él también toda la maldad y todo el pecado, y entonces
nada impuro y pecaminoso podrá entrar en la Nueva Creación. Por ello, os pido y
os convoco a la oración, al ayuno, y os pido que hagáis penitencia, y
principalmente tenéis todos que hacer y llevar adelante una profunda confesión
de vida para que vuestro paso por la Eternidad os sea llevadero y podáis, al
regresar a este mundo, ser portadores de la verdad; verdad que será vuestra
fortaleza y os mantendrá firmes en la fe para que podáis sobrellevar la etapa
final de la purificación.
Por
ello, hijos Míos, tenéis que saber y comprender que ya está quedando muy poco
para que el reloj del tiempo se pare y todo en este mundo dejará de funcionar;
y es allí, hijos Míos, cuando el espíritu será tomado y por espacio de entre
quince y veinte minutos de vuestro tiempo seréis llevados a la Eternidad y allí
seréis juzgados en el amor, como si hubiera llegado vuestra hora; es ahí cuando
conoceréis la existencia del ÚNICO Y VERDADERO DIOS, UNO Y TRINO, EL SEÑOR DE
LA VIDA; y, Mis Ángeles, después de Mi pequeño Juicio, os llevarán al lugar en
la Eternidad que os corresponde según vuestras faltas. Por ello os digo para
que todos vosotros os pongáis a meditar, porque ay de aquellos que son tibios
de corazón y de aquellos hijos que os encuentren en pecado mortal, porque si no
os arrepienten, entonces, cuando ingresen a la Eternidad, con inmenso dolor os
diré que muchos de ellos sufrirán en la más inmensa oscuridad y el fuego
purificador del Tercer Purgatorio; y, lamentablemente, esto ha de ocurrir a la
inmensa mayoría de esta humanidad ingrata y pecadora.
Por
ello, os pido y os ruego a todos vosotros que habléis con cada uno de vuestros
hermanos y hermanas, porque, si no os arrepienten, van a conocer el infierno, y
allí sentirán el fuego que quema y no se extingue con el cual son atormentadas
las almas condenadas. Todo esto en el tiempo señalado, muchos, por su maldad y
pecado, no lo resistirán y morirán eternamente; pero, una inmensa mayoría de la
humanidad pecadora ha de conocer las diferentes moradas del infierno, y eso os
mostraremos para aquellos que vuelvan por la Misericordia de Mi amado Padre.
Tomad consciencia de una vez que el pecado sólo conduce a la muerte eterna, y
de esa forma arrepentíos y convertíos, y comenzad a caminar de nuevo por la
senda que conduce a la salvación.
Por
ello, os pido a cada uno de vosotros que llevéis con total urgencia Mis
palabras para que todos estéis preparados, porque tenéis que comprender y
entender que ya está viniendo, amados hermanos Míos, en camino vuestro Padre,
Mi amado Padre. Por ello, os pido desde Mi Inmaculado Corazón que os
arrepintáis y que os convirtáis en verdaderos hijos y que cuidéis de Mi morada
y llevéis a todos vuestros hermanos la Palabra y salgáis a Evangelizar sobre
toda la Tierra para que de esa forma se salven todas las almas, para que un día
estén todos en el Reino de los Cielos. Preparaos, vivid una vida en total
armonía, paz, misericordia, justicia y amor; sed verdaderos Misioneros de la
Palabra y Mensajeros del Amor más puro y divino; que vuestra luz ilumine toda
la Tierra y sea el faro para el gran encuentro entre todos vosotros; amaos unos
a otros y cuidaos, amados hijos Míos, os lo pido y os lo ruego a cada uno de
vosotros; volved tras vuestros pasos, volved a nuestros brazos, abrazad con
infinita pasión la CRUZ y caminad por el sendero de la luz, y sembrad sobre
toda la tierra la semilla del más grande y divino amor.
Amén.
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