26 jul 2016

Mensaje 24 Jul 2016 - España - Espero que el pecador se arrepienta...

Hijos de Dios, en vuestra sociedad quien hace un delito lo paga. Yo, Jesús, os hablo.
Sí hijos sí, quien hace el mal y se le descubre, se le denuncia y se le sanciona bien con cárcel o con multas, pero Yo hijos, veo cada día el mal que Me hacéis atacándome, odiándome, injuriándome, y no solo no os castigo sino que espero pacientemente vuestro arrepentimiento, para que cuando tenga que haceros justicia ésta sea lo más leve posible. Yo, Jesús, os hablo.
Como dicen las Escrituras Soy lento a la cólera (Salmo 144, 8) y espero siempre pacientemente que el pecador se arrepienta y vuelva a Mí. Pero cuando esto no sucede, con mucho dolor por Mi parte, con acusado sufrimiento por parte de Mi Santa Madre y de todos Mis bienaventurados, no Me queda más remedio que castigar al pecador o en esta vida o en la otra, y mejor para él seria que lo castigase en esta vida, porque el castigo de la otra es inmenso comparado con lo que pueda sufrir en esta.
Hijos, os habéis acostumbrado de tal forma a hacer el mal, a daros gusto en todo egoístamente pese a quien pese, que ya no sabéis distinguir entre lo que es un mal de un bien. Porque para vosotros un bien es un mal para otros, y buscáis vuestra satisfacción sin tener en cuenta el daño que podáis hacer a otras personas o a Dios. Yo como Dios lo veo y lo sé todo, desde los más recónditos pensamientos. Todo lo sé, todo lo veo y también sé el grado de malicia que hay en vuestros actos, y lo mismo veo las buenas intenciones de otros muchos actos. Pero hijos, vosotros debéis pedir luz a Mi Santo Espíritu para que Él os guie y os marque las pautas a seguir, que si tenéis verdadero deseo de enmendaros no se os negará esa gracia. Yo, Jesús, os hablo.
Ayudaos unos a otros con oraciones y penitencias. Las penitencias las tenéis muy abandonadas. No se trata de poneros un cilicio o de andar descalzo por un camino escabroso, se trata de aceptar y ofrecer en cada momento las malas rachas que os vienen sean de la índole que sean, económicas, familiares o de salud. Todo aprovecha al alma que de verdad quiere enmendarse y cambiar de vida, pero aquel o aquella que no se plantea ni siquiera su salvación eterna, esas personas están en peligro de condenarse eternamente si no hay quienes recen y se sacrifiquen por ellas o no se enmiendan. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario