10 feb 2015

Mensaje 10 febrero 2015 - España - No decaiga vuestra fe cuando os venga el sufrimiento

AQUÍ ESTOY SEÑOR PARA HACER TU VOLUNTAD


Hijos de Dios, las cosas en la vida no siempre son gozosas, aunque andéis por caminos de salvación. Yo, Jesús, os tengo que visitar con Mi cruz, aunque a MÍ me duela más que  a vosotros, pero tenéis que creer que Mi amor inmenso es quien os da la gracia de la cruz que para los que Me amáis os sirve de purificación, mayor corona, y ayuda a otras almas por la Comunión de los santos. Yo, Jesús, os hablo.

Que vuestra fe no decaiga cuando el sufrimiento se os hermane. Que vuestro amor a MÍ se mantenga aunque no entendáis el porqué del dolor. Que vuestro acercamiento a Mi Madre sea más estrecho y vuestra confianza más grande, porque el Cielo, hijos de Dios, no os quiere hacer daño para nada, solamente os desea hacer bien en el alma y que crezcáis en santidad y en virtud. Yo, Jesús, os hablo.

Sabiendo Yo como sabia la misión que traje a la Tierra de redimiros, y sabiendo que nadie podía hacerlo más que Yo, también sentí ese rechazo al sufrimiento que es tan propio de la naturaleza humana. Por eso, hijos, cuando Yo os visite con Mi cruz  a cuestas y os la ceda a vosotros, tomadla y aceptadla con amor y disponibilidad, y decidme una y otra vez, ¡aquí estoy Señor para hacer tu voluntad, y no se haga la mía sino la Tuya! Yo, Jesús, os hablo.

Con estas disposiciones tendréis un tesoro en el Cielo, porque aceptar lo que Dios os manda es el mejor y más grande medio para escalar hacia Dios, porque hijos, vuestras limitaciones y mediocridad, no alcanzan a elevaros hacia El, aunque tengáis buenas disposiciones, porque sois pequeños y limitados y Yo que sé como sois, os tengo que revestir con el traje del dolor para que tengáis méritos y aumenten vuestras virtudes. Yo, Jesús, os hablo.

Acudid también a vuestro Ángel custodio que está  con vosotros cuando cargáis con la cruz y os pesa tanto, y confiad en que Yo no Me olvido de vosotros ni un solo instante, incluso cuando estando dormidos no sentís las punzadas del dolor, Yo velo vuestro sueño y estáis bajo Mi mirada y la de Mi Santa Madre. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que no pone trabas a la voluntad de Dios y la cumple amorosamente.

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