9 de Junio del 2015
Mensaje Público
María Refugio del Amor Santo dice: “Alabado sea Jesús.”
“Querida hija, estás viendo que todas Mis imágenes a tu alrededor lucen
tristes hoy. Es porque muy pocos participan de las gracias que se
ofrecen aquí en este lugar. Tenemos continuas sanaciones milagrosas y
conversiones; es claro que la Mano de Dios baja para tocar a muchos.
No obstante, son muchos los que dependen de respaldos y aprobaciones
mundanas y, consecuentemente, no creen.”
“Tenemos ya cerca una aparición más. Lloro por los responsables de
desalentar a otros de venir aquí. Algunos han recibido información
equivocada sobre la intervención del Cielo en este lugar. Considero a
cada uno responsable de buscar la verdad y de aceptar la información
como verdadera solamente por la persona que la dijo.”
“Ustedes no pueden cambiar la verdad en virtud de su cargo. Por favor,
tomen en serio el capítulo 3 del libro de Jonás. Hasta el rey aceptó
como ciertas las palabras de Jonás, y se arrepintió. Como resultado,
Dios no descargó Su ira. En estos tiempos, Mis hijos no escuchan;
aceptar las opiniones erróneas de los líderes es un motivo para avanzar
hacia la ira de Dios. Es por eso que hoy me muestro triste. El Cielo
habla pero pocos responden. Mi venida a ustedes no significa que todo
está bien y perdonado. Tienen que arrepentirse y buscar la misericordia
de Dios, desde el más importante e influyente hasta el menos. Cada
corazón cuenta.”
“Mi Hijo ha esperado pacientemente, pero no lo hará por mucho tiempo
más. Cuando Él baje Su Mano de la Justicia, comprenderán lo urgente de
Mis súplicas. Recen para que el corazón del mundo responda como en
tiempos de Jonás.”
“No cubran sus corazones con aprobaciones mundanas, sino que, con humildad, reconozcan la advertencia del Cielo.”
Lean Jonás, 3
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos
términos: ‘Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale
el mensaje que yo te indicaré’. Jonás partió para Nínive, conforme a la
palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se
necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la
ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: ‘Dentro de cuarenta
días, Nínive será destruida’. Los ninivitas creyeron en Dios,
decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más
grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó al rey de Nínive,
este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con
ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en
Nínive el siguiente anuncio: ‘Por decreto del rey y de sus
funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor,
deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de
penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y
conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en
sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el
ardor de su ira, de manera que no perezcamos’. Al ver todo lo que los
ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se
arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
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