(HABLA DIOS PADRE)
Escribe. Mira, Cariño.
Yo, Dios Padre, ya no soporto más el ver
a Mis Hijitos así. Vengo por vosotros, viene Mi Amadísimo Hijo
Jesucristo por vosotros los pequeños, los humildes.
No desesperéis. Confiad, confiad, confiad.
Que Vengo por vosotros. ¿Lo creéis, Mis
Amados? Está a todo lo largo de vuestros Evangelios, que es el final y
sólo para dar inicio al Verdadero Principio en el que Restauraré a Mi
maravillosa Creación, toda, a vosotros mismos os rejuveneceré y os
llenaré de Bendiciones sin par.
No podéis siquiera imaginar el Bien tan grande que viene a vosotros que os estáis manteniendo firmes y fieles. Es algo tan grande, tan magnífico, tan maravilloso que no lo podéis siquiera imaginar.
No ha habido pintor ni artista alguno
que haya podido escribir versos o pintar frescos que den una pálida idea
ni una sombra de lo que será, porque la idea de Paraíso ha sido borrada
de vosotros y sólo por Fe deberéis creer, esperar y confiar(*).
Os insistimos en que Confiéis en el
Cielo, en que confiéis en vuestro Señor Jesucristo, en vuestra Santísima
Madre María, en Mi promesa de lo que vendrá a los justos y a los de
corazón recto (**).
Buscad y se os dará, os ha dicho Mi Hijo, y así habréis de hacer.
La oscuridad es casi total y vosotros
sois Mis luces de este mundo, no desistáis de vuestra misión y no
perdáis de vista la esperanza. Cuando veáis la tormenta, (los Míos
pueden ver más allá con la luz de la esperanza que he colocado y puesto
en vuestras almitas al momento de la concepción. Es lo primero que os
doy, por eso es lo último que se va.) y si no os queda más nada, cogeos de la esperanza en que Dios cumple SIEMPRE cabalmente Sus Santas Promesas y su Palabra es fiel hasta la eternidad.
Siempre enarbolad la esperanza aunque estéis en el medio de la tormenta. Siempre enarbolarla (***)
para que vuestros hermanitos la enciendan en su almita y corazón y no
os descorazonéis por lo que veis a vuestro entorno y derredor. Porque
Yo, Dios Padre, os lo he dicho: Consumatum est, ya todo está escrito, todo se desenvuelve y vosotros habréis de enarbolar la bandera de la fe, de la esperanza, de la caridad. ¿Lo podéis comprender?
No os podéis apagar porque entonces
¿quién alumbrará el Caminito a vuestros hermanos? Sois vosotros los que
estáis encargados de mantener encendida la esperanza en los corazones de
vuestros hermanos, Pequeños Míos, del Fin de los Tiempos.
(HABLA SAN JOSÉ)
¿San José?
Siempre, Niña muy Nuestra, que así me lo
solicitan, me hago presente. No intentéis luchar esta batalla final con
vuestras propias fuerzas que son insuficientes. Pero si contáis -porque
así lo solicitáis- con el respaldo del Cielo nada malo os podrá
ocurrir. Apegaos a aquello que os dicen los que aún tienen la luz de la
Verdad en sus palabras, que es la Luz del Evangelio de Mi Amadísimo Hijo
Jesucristo, (San José se hinca) y veréis las Maravillas del Señor.
Esperadlo todo del Cielo porque el Cielo todo os lo dará
y ya no andéis buscando entre los hombres que no tienen verdad en sus
sacos ni caridad en sus corazones. Confiaos en el Cielo que nunca, que
jamás os decepcionará. ¿Lo podéis Comprender?
(HABLA NUESTRA SANTÍSIMA MADRE MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES)
Hijitos
¿María Santísima?
Os lo Hemos venido diciendo por tiempos
y tiempos y ya estáis viviendo lo anunciado, así que no esperéis el
futuro, sino esperad el Cielo que es lo que vuestra lealtad os depara.
No estéis viendo hacia el mundo, sino que esperad con firmeza y oración a
que pase esta tormenta terrible que tiene que llegar, y que tiene que
pasar y detrás viene el cielo abierto en hermosura nunca antes vista por los hombres.
¿Haréis como vuestra Santísima Madre María “Reina de los Ángeles” os insta a hacer en este Fin de los Tiempos?
Esperadlo todo, pero del Cielo, no ya del mundo que no tiene nada que ofrecer a los Míos. ¿Lo tenéis claro?, ¿lo haréis así?
(HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO)
Mi Señor
Criaturita
Levantad cabeza que la esperanza es lo
que os sostendrá en estos momentos terribles y finales. Veáis lo que
veáis recordad que el Maligno está dando sus últimos coletazos de dragón
mortalmente herido y ésto tiene que pasar y así ha de ser, pero pasará.
El tiempo es muy breve así que resistid, resistid, resistid. Que Yo, vuestro Divino Pastor, Vuestro Amigo, vuestro Rey de reyes y Señor de señores pronto, muy pronto, He de venir en Gloria y Majestad por los Míos.
Confiad en vuestro Divino Pastor, que vengo para llevar a Mis Amadas Ovejitas.
Pd
En lo consecuente os vamos a hablar de
lo que es el reino del paraíso, para que lo sepáis y os sintáis animados
y esta esperanza sea como el pan y agua en el saco que nunca se acabe,
aunque el hambre y la peste lleguen. El pan de la esperanza ha sido colocado en vuestros sacos: compartidlo, que entre mas la deis, más de ella tendréis, Niños Míos.
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