5 de Marzo de 2.016
Monte Faro de Luz [Valencia de Alcántara (Cáceres) ESPAÑA]
Nuestra Madre para este mes nos recomienda leer MATEO.
Nuestra Madre habla con el vidente:
Pequeño mío, sé lo que pides por todas estas almas hijos míos que están aquí, los que no han podido venir, los que vendrán, Yo sé que tú oras por todos ellos todos los días y son escuchadas tus peticiones, hijo mío, porque Yo soy Madre de todos y Yo estoy con todos, por eso vas a escribir en el Libro del Amor del Cielo nombres: Josefa, Yolanda, Julia, Andrés, Juan, Teófila; ya están inscritos en el Libro del Amor del Cielo, que no teman sus familiares, ya están salvadas y están cerca de mi Dios, vuestro Dios.
Hijo mío, sigue pidiendo por todos, sigue llevando el Amor de mi Hijo al mundo aunque te taladre tu corazón, aunque sufras con tus enfermedades; mi Hijo así lo quiere, sois elegidos para llevar almas al Cielo; tú sigue, despacio pero firme, haciendo la voluntad te tu Dios, mi Dios, así conseguirás muchas almas para el Cielo; sé bueno, hijo mío, quítate el “yo”, la aspereza; vete al Sagrario, hijo mío, cada momento que puedas y llénate de mi Hijo, del aroma, porque tú eres mi pequeño “gusanico” y mi Hijo te ha elegido para estos menesteres; olvídate del mundo, hijo mío, y busca las raíces de tu Dios, mi Dios; sé bueno y humilde, sé nada, hijo mío.
Aquí nuestra Madre comienza su mensaje:
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi Luz en vuestras almas.
Gracias, pequeños míos, por estar aquí en mi presencia, en mi Casa de Amor, Faro de Luz; seguid viniendo, porque Yo doy gracias, muchas gracias a todos vosotros, a vuestras familias y aquellos que le dan la espalda a su Dios, mi Dios.
Con vuestras oraciones salvareis al mundo Conmigo, hijos míos, por eso os pido y os digo una vez más que pidáis por China, Siria, vuestra España, vuestra España, Italia, Francia, Alemania, mi Casa, Israel y todos los pueblos que están haciendo la guerra, que están matando y matando a tantos pequeños míos.
Mi Corazón está lleno de espinas y de dolor, ya no soy, hijos míos, esa Madre que tanto esperáis con alegría; hoy vengo con el dolor, con lágrimas en los ojos, porque están haciendo estragos el mundo, a esos hijos pequeños que ellos no tienen ese poder que tienen ellos y que los arrastra hasta quitarles todo; a mi Hijo le quitaron la vergüenza, le quitaron sus ropajes, le llevaron a la Cruz y hoy tantos hijos míos también lo están llevando, por la soberbia del hombre porque no tienen amor a su Dios.
Vosotros aquí y en otros lugares del mundo estáis pidiendo por vuestros hermanos los débiles; seguid pidiendo, hijos míos, y ayudadlos, ayudadlos, ellos no tienen nada, vosotros que podéis, dadles una manta, dadles un plato de comida, dadles un vestido, dadles aposento, dadles vuestro corazón.
Padres y madres del mundo, vosotros que queréis lo mejor para vuestros hijos, y me parece muy bien, hijos míos, pero os olvidáis de que a vuestros hijos no le lleváis a vuestro Dios. Antes de estas cosas que da el mundo, grande para esos hijos, ante todo esto es el Cielo, tenéis que llevar a vuestros hijos al Cielo; habladle de mi Dios, vuestro Dios, es lo primero y el final. No queráis, hijos míos, tesoros y vestidos ni lujos, quered el Cielo, y el Cielo, hijos míos, se gana con humildad; por eso vosotros tenéis el deber de llevar a vuestros hijos a mi Hijo, a vuestro Jesús, para que mi Hijo les llene de Amor y les lleve un día a las Moradas Celestiales.
Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es Perfecto, sed santos como vuestro Padre Celestial es Santo, y todo se consigue, hijos míos, con humildad, con amor; dejaos el “yo” que tantas veces os he dicho, el “yo” es soberbia, el “yo” es el Demonio, y el Demonio entra por los sentidos y lo sabéis muy bien, el Demonio está acaparando el mundo con la soberbia que trasmite a los hombres y los hombres no quieren ver más que el mundo: aberraciones, guerra, maldad, soberbia. No, hijos míos, vosotros todavía tenéis la fe suficiente ya para ir a vuestro Dios y ser esclavos de Él, como Yo fui un día: “aquí está la Esclava del Señor, haz de mi lo que quieras”. Hacedlo vosotros también.
Arrinconaos en cualquier rincón de vuestra historia, de vuestros momentos y haced un Sagrario para que mi Hijo entre en vuestros corazones, y vosotros postraos de rodillas o de pié o sentados, adoréis a vuestro Dios: “hágase en mi según tu voluntad, quítame Señor de toda la maldad que hay en mi corazón, nada más en mi corazón, dame la Luz de tu Alma, de tu Corazón, Señor para que yo trasmita también lo bueno que me das, a aquellos que están a mi lado”. Pedid los unos por los otros y haced, hijos míos, momentos de oración unidos, en grupos; no os olvidéis de ir al Sagrario, de escuchar, como decís vosotros en la tierra, la Misa, la Santa Misa y comer y beber siempre el Cuerpo de mi Hijo que es la Vida para todos vosotros.
Hijos míos, el mundo se está destronando porque el Demonio está filtrado en los corazones y hay almas perversas, masónicas, que hacen daño a estos pequeños míos; vosotros sed fuertes y pedid siempre, pedid a mi Hijo la Luz, la Fuerza; no os olvidéis de mi Esposo, el Espíritu Santo, el Dador de los Dones, para que tengáis, hijos míos, la fortaleza cuando os haga falta en la vida.
Sed buenos, hijos míos, portaos bien, amaos, es el mensaje que traigo al mundo, amaos los unos a los otros como mi Hijo y Yo, os decimos: “venid a nuestros Corazones, id subiendo al monte, despacio pero firmes; cuando veáis la Cruz de mi Hijo, ya veréis el Rostro, y cuando veáis el Rostro ya estáis en el Cielo”.
No seáis cobardes, hijos míos, no seáis cobardes, porque los limpios verán a Dios, mi Dios, vuestro Dios, y los Demonios verán los Demonios, el Fuego Eterno, que ese Fuego no se apagará nunca, hijos míos, por eso vosotros, mi “rebañico”, mi ejercito predilecto, seguid luchando y navegando para llegar a las cumbres que un día mi Dios vuestro Dios os llevará a la Mesa Celestial.
Hijos míos, sed limpios y venid a este Santo Lugar donde Yo estoy. Hoy vengo vestida de negro, hijos míos, llorando por mis pequeños, por aquellos que mueren de hambre, de la guerra.
Hijos míos, se aproxima todo ya, pero no tengáis miedo porque los que están en gracia de mi Hijo tendréis un lugar para estar y no os pasa nada, Yo velo por vosotros y Yo os arropo, hijos míos, con mi Manto que Yo abro para el mundo, para todos mis hijos de amor.
Ayunad, hijos míos; penitencia, oración, Sagrario, Sagrario, Sagrario. Os bendigo, hijos míos, hoy os doy una bendición especial para todos vosotros y vuestras familias; pero antes mi Dios Creador, vuestro Padre, vuestro Dios Creador, mi Hijo de Amor, el Espíritu Santo, mi Esposo Santificador, y Yo vuestra Madre Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.
Adiós, hijos míos, adiós pequeños, no os olvidéis, hijos míos, de la oración, la oración lo puede
todo, y sed pequeños, muy pequeños y así veréis el rostro de mi Hijo.
Adiós hijos...
Gracias.
Os digo hijo mío que hay almas que se han curado, que se van a curar por sus peticiones que me
han hecho a mi Corazón; venid siempre, pedid a mi Corazón Inmaculado, seguid pidiéndome.
Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario