MENSAJE
DE SANTA IRENE DE TESALÓNICA
“Amados Hermanos, Yo,
Irene, Me alegro hoy por venir en la fiesta de todos los Santos para
bendecirles y decir: “Sean Santos.”
Sean Santos como Su
Padre del Cielo es Santo. Sean puros alejándose de todo aquello que mancha la
pureza y la inocencia de su alma.
Sean humildes y mansos
para que verdaderamente puedan poseer el Reino de los Cielos, poseer la tierra
que Dios prepara para ustedes, que vendrá con el triunfo del Corazón Inmaculado
de María.
Sean buenos como el
Padre del Cielo es bueno, haciendo buenas obras, obras santas que muestren verdaderamente
la virtud de la bondad en ustedes, para que así, ustedes sean verdaderamente
Hijos de Dios.
Bienaventurados
aquellos que son puros y que se alejan de todas las cosas mundanas que manchan
la pureza del alma y del corazón.
Bienaventurados
aquellos que verdaderamente son mansos, que procuran la paz y procuran plantar
la paz, porque ellos no solo poseerán el Cielo, pero también la tierra.
Bienaventurados
aquellos que sean perseguidos por causa de la Verdad, del Señor, de la Madre de
Dios, de Sus Palabras, de Sus Mensajes, porque grande será su galardón en el
Reino de los Cielos como grande fue el Mío, que fui perseguida por causa de Cristo,
que fui martirizada por causa de Cristo y al no renegar Mi fe, heredé una Gran
Corona en los Cielos.
Hoy, en el día de todos
los Santos, les invito a ser Bienaventurados, a ser Santos, viviendo una vida
santa, alejado de todas las cosas mundanas que les alejan de Dios, de la Madre
de Dios, que debilitan la vida de la gracia interior, de la gracia santificante
en sus corazones.
Perseveren en la
oración del Santo Rosario, continúen en el camino de la oración y de la santidad,
no miren para este mundo que ya tiene sus días contados, miren siempre para la
Mujer Vestida de Sol, la Madre de Dios, recen el Rosario, vivan los Mensajes de
Ella y entonces, verdaderamente, heredarán el Reino de los Cielos.
Miren para la vida de
los Santos, mediten en la vida de los Santos, pues, en la vida de los Santos,
en Nuesta vida, están contenidas para ustedes las grandes gracias y luces que
necesitan para llegar al Reino de los Cielos.
BREVE
BIOGRAFÍA
Irene
de Tesalónica (¿284?-304) Siglo III y IV.
El Emperador
Diocleciano, considerado el más sanguinario perseguidor de los Cristianos,
promulgó una ley en todo su imperio que prohibía que las personas portasen o
guardasen escritos que predicasen el Cristianismo (Las Sagradas Escrituras). Todos
los escritos debían ser entregados a las autoridades para ser quemados.
Irene, una bella joven,
junto con sus hermanas Ágape y Quionia, pertenecían a una familia pagana de
Tesalónica (Grecia), pero se convirtieron y poseían varios escritos de la
Sagrada Escritura, pues, pasaron a predicar el Cristianismo.
Las tres hermanas
fueron denunciadas y en su casa fueron hallados varios escritos. Por eso,
pasaron a ser perseguidas. Ágape y Quionia fueron encontradas antes. Fueron al
interrogatorio delante del Gobernador de Macedonia, Dulcério. Como los demás
Cristianos, debían someterse al imperio y renegar la fe en Cristo. Sólo se
salvarían si idolatrasen a los falsos dioses, ofreciendo públicamente comida e
incienso a ellos y quemando sus escritos. Cuando los Cristianos se negaban a
renunciar su fe, generalmente eran quemados vivos junto con sus escritos. Ágape
y Quionia se negaron a adorar a los falsos dioses y confirmaron su fe. Por eso,
fueron quemadas vivas. La fiesta de Santa Ágape y Santa Quionia se celebra el 3
de Abril.
Mientras tanto, Irene
que había escondido gran parte de los escritos cristianos, consiguió huir para
las montañas, pero fue encontrada en el día del martirio de sus hermanas. Fue
llevada a un prostíbulo para ser violada. Sin embargo, por una gracia, nadie la
tocó. Después fue presa. Fue sometida al interrogatorio, se mantuvo firme en su
fe. El Gobernador Dulcério la entregó a los verdugos, estos le quitaron la
ropa, la expusieron en vergüenza pública y también fue quemada
viva. Era el año 304.
Santas Irene, Ágape y Quionia, rogad por nosotros.
Amén.
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