1 de Abril de 2.017
Monte Faro de Luz
Valencia de Alcántara (Cáceres)
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi Luz en vuestras almas.
Pequeños, gracias por estar aquí Conmigo pidiendo por los pobres pecadores.
Meditad a JUAN, hijos míos.
Que todos mis niños sean bautizados, madres del mundo, madres, de corazón os lo digo, y abuelas y abuelos, bautizad a vuestros niños, a mis hijos, para que sean hijos de mi Creador, vuestro Creador.
El mundo está deshecho, solamente quieren sus gustos y placeres, no buscan a su Dios, le dan la espalda ¡Cuántos hijos míos, mis hijos predilectos, no llevan sus ministerios como tienen que llevarlo! Amor, amor, amor, entregarse por aquel que está a su lado, como mi Hijo lo hizo.
Vosotros que estáis aquí y en otros lugares del mundo, imitad a mi Hijo en el amor, en la caridad, en la fraternidad, en la pureza; dejaos, hijos míos, ya de tener dobles caretas, no estéis con el diablo y no estéis con la maldad, no pongáis dos velas, una al Señor, mi Dios, vuestro Dios y otra al demonio; fortaleceos con las enseñanzas de mi Hijo; mi Hijo es Amor, mi Hijo viene a salvaros, pero muchos hombres no quieren ser salvados, no quieren, porque les corroe la envidia, los rencores, los celos, el poder, el tener, el desear, el ser dioses en ellos mismos; y solamente hay un Dios, mi Creador, vuestro Creador.
Pedid unos por los otros, pedid para que no haya guerras, que ya os he dicho que vendrán guerras nucleares, mucha sangre; pedid para que esto se alargue, porque os digo una vez más, si el mundo ora y se postra de rodillas a su Dios, mi Dios, vuestro Dios, calmará la tempestad, el odio, los rencores. Tantas veces os he dicho, esposa quered a vuestros esposos; esposos quered a vuestras esposas; hijos amad a vuestros padres; padres amad a vuestros hijos. Pero hoy se matan, hijos míos, y vosotros lo sabéis; el demonio está haciendo estragos en el mundo y el hombre no lo quiere ver, el hombre quiere pasión, locura, lujuria, mentiras; y Yo vengo aquí a mi Casa Faro de Luz, como en tantos lugares del mundo, a pediros: rezad, haced penitencia, quereos, amaos y estad unidos siempre en el Corazón de mi Hijo y en mi Corazón.
Hijos míos, vosotros sabéis la lección, amor con amor se paga, y cada vez que hagáis una cosa pequeña o grande en el nombre de mi Hijo, os dará el ciento por uno.
Subid al Monte, hijos míos, mi Hijo está con los brazos abiertos, ¡cuántas veces os lo he dicho aquí y allá!, id despacio, pero seguro, porque el Corazón de mi Hijo y sus Manos están esperándoos para que Él os acoja con amor y cariño y llevaos al Cielo. Otras veces os he dicho, si supierais cómo es el Cielo, hijos míos, esto no se puede descifrar, pero es la locura del Amor, el fuego de un querer a ese Dios Creador que ya nunca más se tendrá esto que tenéis en el mundo, las enfermedades, los odios, las mentiras, allí existe la pureza y al verse cada uno de vosotros de mis hijos, cara a cara con vuestro Creador, mi Creador, es un gozo que no tiene límites; aquello, hijos míos, es como decís vosotros el CIELO.
¡Tantos santos y santas, tantas almas están ya en la Mesa, que mi Creador, Vuestro Creador, hicieron meritos, sus manos no fueron vacías, dejaron el mundo y se dedicaron a la mística, al amor de su Dios, dejaron todo, vanidad de vanidades, vanaglorias, dinero, muebles, tesoros; solamente se dedicaron a servir a aquel que está a su lado, con el alma y el cuerpo, a hacer felices, como mi Hijo y vuestro Dios vino a hacer felices y a salvar al mundo pecador.
Venid a esta Casa, mi Casa Faro de Luz, que Yo estaré siempre con los brazos abiertos a vuestras súplicas. Yo soy Dulzura, hijos míos, transmito la Dulzura a vuestros corazones; sed vosotros también dulces, porque en la dulzura está la humidad, hijos míos. Apartad el yo que lleváis dentro de vuestros corazones y, como al principio os he dicho, imitad a mi Hijo en la Caridad, en el Amor, en la Verdad. Sed fieles, hijos míos, con la Iglesia; no os olvidéis de ir al Sagrario y a tomar el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo que os da Vida Eterna; y despacio despacio, pero orgullosos de ser siempre de mi Hijo Jesús, sus pequeños.
¡Si supierais cuánto os quiero y cómo os llevo en mi Corazón, mis polluelitos! Yo soy la Madre de Dios, la Madre de Gracia, la Madre del Amor y Misericordia, pero también soy Madre de cada uno de vosotros, no solo vosotros de aquí, sino del mundo. Uniros, haced grupos de oraciones, y llevad siempre en vuestros corazones: “Jesús vive en mi, Jesús vive en mí y yo vivo en Jesús, mi Dios y Señor”.
Pedid mucho por el Papa; hay tensiones, hijos míos, en el mundo por el Papa, mi amado hijo; es criticado, muchos no le quieren; pero daos cuenta de una cosa, hijos míos, la Trinidad Santísima le pusieron a Francisco de Papa, el Cielo, aunque a muchos no les guste, pero es el Papa elegido por la Trinidad. Hijos míos, amadlo mucho, queredlo mucho, acordaos hace años, a mi otro hijo Papa Juan Pablo II, el sufrimiento que llevó, mártir por los hombres, santo por mi Dios, vuestro Dios, San Juan Pablo II.
Esto es lo que Yo quiero también con vosotros, que seáis santos, que podéis ser santos, hijos míos, la santidad no es hacer obra grande, la santidad es hacer la voluntad de vuestro Creador; y os digo una vez más, que otras veces os lo he dicho, sobre todo ahora que estáis, como decís vosotros en la tierra, en la Cuaresma, en la Pasión de mi Hijo, un día de la semana silencio sepulcral, no habléis, dedicárselo a mi Hijo de Amor, desde por la mañana hasta el final de la noche; es poco pedir un día a la semana no hablar, sino que estéis en oración directamente con mi Hijo en el Cielo y en la tierra.
Pedid también mucho por las almas del Purgatorio, que hoy la familia de Vladimir rezad mucho por él, porque él está en unas moradas ya próxima a llegar al Purgatorio, Antonio, Rosa, Juan María, Anacleto, Felicidad, ya están en la Mesa de mi Dios, vuestro Dios, están inscritos en el Libro de Oro.
Rezad mucho y pedid mucho por los pobres pecadores; haceos humildes y fortaleceos siempre con el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo para que tengáis vida; dejaos de murmurar, de criticar, de hablar mal; ese es un pecado, hijos míos, fuerte y grande que a mi Dios, vuestro Dios, no le gusta.
Sed sencillos, limpios de corazón y así al final seréis los santos que mi Dios, vuestro Dios, quiere; pedid también por vuestros enemigos; pedid también por los jefes de Gobiernos; pedid también que no haya guerras, y mucho por los emigrantes, que son lo segundo de la vida, primero fue los judíos, mi pueblo, ahora son otros mundos que están igual que mis hermanos, que vuestros hermanos, no tienen dónde ir porque están masacrados por el odio y el poder de muchos hijos míos que son tiranos; por eso tenéis que pedir por ellos, por los que matan, los que odian, ese es el amor que mi Hijo trajo a la tierra, y hoy también os lo digo Yo a vosotros, que os perdonéis como mi Hijo perdonó y perdona.
Ahora, hijos míos, os doy la bendición, pero como siempre, mi Dios Padre Creador, vuestro Dios Padre Creador, mi Hijo de Amor Salvador, el Espíritu Santo, mi Esposo Santificador, y Yo vuestra Madre, Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.
Caminad, hijos míos, con el Evangelio y llevarlo a todos los lugares del mundo. Mis niños que sean bautizados, hijos míos.
Adiós pequeños, adiós hijos míos, adiós...
Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.
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