26 de Julio del 2017
Mensaje Público
Otra
vez veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de
Dios Padre. Dice: “Yo soy el Eterno Ahora, el Padre de todas las
generaciones. Yo he hecho todo a la perfección de Mi agrado. No hay
nada que exista fuera de Mi Voluntad. La gota de agua más pequeña es
creación Mía. Yo he conocido desde toda la eternidad la formación de
las nubes que verán hoy, la cantidad de pájaros en los árboles a su
alrededor y cada aspecto de su día.”
“Soy Yo
quien tiene que determinar el futuro de cada creatura viva, y soy Yo
quien permite cada cruz por el bien de las almas. Esta Misión existe
por el bien de las almas. Yo creé la libre voluntad y la respeto,
incluso cuando el alma elige incorrectamente. Les hablo para ayudarlos a
tomar decisiones sensatas.”
“Cualquier ley,
gobierno o religión que se opone a Mis mandamientos, se opone a Mí.
Esos errores invocan Mi Justicia. Satanás quiere que ustedes crean que
pueden elegir el pecado y que no habrá respuesta de parte Mía. Yo sigo
aplazando pacientemente Mi Justicia por amor a la humanidad. Como un
paciente padre amoroso, hablo aquí para corregir a Mis hijos
desorientados, llamándolos de regreso a la rectitud y a Mis
mandamientos. Reconozcan la verdad de lo que estoy diciendo y respondan
amándome lo suficiente para amar Mis mandamientos.”
“Tú,
Hombre de la Tierra, no sabes la hora de Mi Justicia. Vive como si
fuera inminente. Sepan que estoy observando, esperando y protegiendo
todo bien.”
Lean 1ª Pedro 4:7-8
Ya se acerca el fin de todas las cosas: por eso, tengan la moderación y la sobriedad necesarias para poder orar. Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados.
2ª Pedro 2:4-10
Porque
Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los precipitó en el
infierno y los sumergió en el abismo de las tinieblas, donde están
reservados para el Juicio. Tampoco perdonó al mundo antiguo,
sino que desencadenó el diluvio sobre una tierra poblada de impíos,
preservando sólo a ocho personas, entre ellas a Noé, el heraldo de la
justicia. También condenó a la destrucción y redujo a cenizas a
las ciudades de Sodoma y Gomorra, para que sirvieran de ejemplo a los
impíos del futuro. En cambio, libró a Lot, el justo, que estaba afligido por la conducta licenciosa de esos hombres sin ley:
porque teniendo que vivir en medio de ellos, su alma de justo se sentía
constantemente torturada por las iniquidades que veía y escuchaba.
El Señor, en efecto, sabe librar de la prueba a los hombres piadosos, y
reserva a los culpables para que sean castigados en el día del Juicio, sobre todo, a los que, llevados por sus malos deseos, corren detrás de los placeres carnales y desprecian la Soberanía. Estos hombres audaces y arrogantes no tienen miedo de blasfemar contra los ángeles caídos…
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