Mensaje mensual 2 sep 2017 - Monte Faro de Luz: España

2 de Septiembre de 2.017
Monte Faro de Luz [Valencia de Alcántara (Cáceres)]

SANTA MARÍA

Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi Luz en vuestras almas.

Meditad, hijos míos, CRONICAS, hacedlo, buscad el Libro de Dios, mi Dios, vuestro Dios, y aprended sus enseñanzas para que tengáis vida en vuestros corazones.

Hoy vengo, hijos míos, a pediros por los sacerdotes, pedid para que haya muchos sacerdotes limpios de corazón, santos en sus Ministerios y santos en sus almas.

Esto se acaba, hijos míos, el mundo se destrona, el hombre no quiere ver las grandezas de mi Creador, vuestro Creador que está todos los días amándoos y llevándoos en su Corazón a todos sus hijos creados por Él; pero muchos hijos le están dando la espalda, no quieren ver la Bondad, la Pureza, el Amor, la Caridad; pero vosotros, hijos míos, que estáis aquí como en otros lugares del mundo, que amáis a mi Hijo con tanto Amor y a mi Corazón Inmaculado, pedid por ellos, pedid por todos vuestros hermanos; están confundidos, hijos míos, vosotros que tenéis la Luz, tenéis que pedir por ellos.

Venid a este lugar, a mi Casa de Amor, Faro de Luz ¡Os quiero tanto, hijos míos! Yo estoy trayendo a todos aquí, a muchos, y vendrán más Conmigo para que Conmigo y en el mundo
donde Yo me aparezco se salven, ya voy a deciros la segunda parte de la humanidad. 

 Refugiaos en el Corazón de mi Hijo, tantas veces os he dicho que comáis y bebáis la Sangre y el Cuerpo de mi Dios, vuestro Dios; y tenéis que hacerlo para tener vida; confesaos, hijos míos, y, tanas veces os lo he dicho aquí y en tantos lugares del mundo, Sagrario, Sagrario, Sagrario.

Meditad la Pasión de mi Hijo, vuestro Dios, veréis como mi Dios, vuestro Dios, mi Hijo de Amor os va a enseñar todo aquello que Él sufrió, que Él padeció por todos los hombres del
mundo; pero mirad, si vosotros sois capaces de llevar la Cruz, esa Cruz resucita como mi Hijo resucitó y seréis resucitados para el Cielo, hijos míos.

No tengáis soberbia, no seáis avariciosos, conformaos con lo que mi Dios, vuestro Dios, os da; nada de rencores, cóleras, ni insultos; dejad la lujuria, hijos míos, el pecado; pisotead a Satanás; id caminando despacio pero firme; tantas veces os he dicho aquí que subáis al monte donde mi Hijo espera con los brazos abiertos; pero mirad siempre hacia arriba, hacia el Cielo, no miréis para atrás porque el mundo engaña y volvéis muchos; vais a estar otra vez en el mundo haciendo las cosas del mundo.

Hijos míos sed santos como mi Dios, vuestro Dios, quiere y os dice; los Santos, hijos míos, son los que van al Cielo, y vosotros aunque no seáis de peana como decís en la tierra, tenéis que
esforzaos para seguir a mi Hijo en el Amor, en la Fraternidad, en la Caridad. 

Sí, hijos míos, dejad las rencillas, odios y mentiras; Yo soy vuestra Madre Faro de Luz y aquí estoy para todos vosotros; pedidme como ahora mismo mi hijo va a escribir unos nombres,
estarán ya en el Libro de Oro, salvados: Juan Antonio, Pepita, Ruth, Magdalena, Julio, Andrés, Faustina, Leocadia. Ya están en la Mesa de mi Dios Creador, vuestro Dios Creador. 

Al lado Mío han venido como siempre muchos Ángeles y Santos a mi vera, a mi derecha y a mi izquierda; pero hay uno muy especial, hijos míos, que tenéis que pedir mañana a este santo, santo que Yo le puse en Faro de Luz como Director Espiritual: San Gregorio, como vosotros decís, Magno; pedid mucho mañana, hijos míos, es su día, él va a interceder por todos vosotros a mi Hijo de Amor y a Dios Padre, mi Dios Padre Creador.

Hijos míos sed fieles a la llamada de mi Corazón y buscad el Corazón de mi Hijo, y sed siempre fieles a la llamada, sed astutos, limpios como dice el Evangelio; las vírgenes, aquellas vírgenes que salieron con las lámparas encendidas y las necias se dejaron el aceite en casa; pues Yo quiero y deseo, hijos míos, que siempre tengáis las lámparas encendidas para que cuando venga el Esposo, mi Hijo de Amor, estéis cerca de Él, para que Él os lleve a las Moradas Celestiales. Pedid por el mundo, hijos míos; catástrofes, miseria, odios, mentiras, sangre; ese es el flagelo de hoy en día en el mundo, y el hombre no quiere ver, el hombre quiere su soberbia, el hombre quiere su poder, el hombre no mira al Cielo, y no saben que se están cavando la fosa para las negruras de sus corazones. Pero vosotros, hijos míos, tenéis que pedir por ellos, porque ellos no saben lo que hacen; acordaos de mi Hijo: “perdónalos Padre porque no saben lo que hacen”.

Vosotros tenéis que perdonar, tenéis que perdonar, porque mi Dios, vuestro Dios, os da un corazón limpio y puro para el perdón y la caridad.

Yo estoy contenta, hijos míos, por teneros aquí a mi presencia y hoy curarán algunas almas, si no los que están aquí, en sus familias; pero mirad, ante todo quiero deciros una cosa muy
importante, hijos míos, que no pidáis la salud del cuerpo, pedid la salud del alma, el cuerpo se corrompe, no queda nada, pero el alma es la que va al Cielo o al Infierno; hijos míos, Yo quiero que todos gocéis del Cielo.  

Sí, hijos míos, tenéis que quitaros el yo, quitaros las maldades que a veces en vuestros corazones no os dejan vivir y convivir. Cuántas veces os he dicho, dos no riñen si uno no quiere; pero Yo os digo que cuando discutáis en familia, en amigo, en esposa, en hijo o esposo, dejad aquello que os está haciendo mal, que está entrando Satanás, iros a una habitación, a cualquier lugar, clavaos de rodillas, aunque llevéis la razón y le digáis: “Padre Tú lo sabes todo, Tú lo sabes todo, yo quiero que mi hijo, mi esposa, mi esposo, mi amigo, no llevan razón, pero yo como Tú me dices, perdónalos, perdónalo” Así ganareis el ciento por uno, hijos míos, porque el que perdona es perdonado en el Cielo, ese es el camino que tenéis que llevar, hijos míos.

Ya os dije tantas veces que cuando Yo era niña, Yo buscaba el Aroma de mi Dios y Yo desde niña ya estaba en contacto con el Cielo, era nada y ya le decía a mi Creador: “Señor, para Ti
siempre, se haga tu Voluntad” Y al final se hizo la Voluntad de mi Creador; vosotros podéis hacer lo mismo. Hoy más, porque tenéis a mi Hijo en el Sagrario, está vivo, real, no hace falta el milagro de ver, porque lo estáis viendo todos los días en esa Hostia pequeña, ahí está el Cuerpo y la Sangre, la Divinidad de mi Hijo, id a Él, pedid a Él.

Sí, hijos míos, haced examen de conciencia, y confesad más a menudo, ese es el camino del Cielo, hijos míos. Yo cuando estaba en oración con mi esposo José, José me decía: “María ya es hora de irte a dormir, es muy tarde ya” Y Yo muchas veces le contestaba a mi esposo: “Para Dios no hay tiempo, Yo estoy con mi Creador y Señor y soy muy feliz, ven Conmigo a orar, José” Y así nos pasaba muchas noches, orando y hablando con mi Dios y Señor. 

Vosotros no os pido que estéis toda la noche ni todo el día, pero quiero que siempre que estéis en cualquier lugar y salgáis de vuestras casas llevéis el nombre de mi Hijo en vuestros corazones, y decidle siempre: “Jesús te amo, Jesús te amo, Jesús te amo , Jesús te amo , Jesús te amo, ven a mí, Jesús, no me dejes, sálvame del peligro, sálvame de Satanás, llévame a esas Moradas que preparó Tu Padre, mi Dios Creador, para el final de mis días” Decidlo así, hijos míos, y así tendréis siempre a mi Hijo en vuestros corazones y a Mí Venid a mi Corazón Inmaculado y Yo os aliviaré de tantas penas y de tantos dolores como hoy os dicho. Hoy se salvan algunas familias y alguna persona que está aquí, si no de cuerpo, de alma; pedidme, pedidme, porque Yo soy vuestra Madre del Amor, os ayudaré siempre, invocad mi nombre, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz. 

 Y ahora, hijos míos, os doy la bendición, pero como siempre mi Dios padre Creador, vuestro Padre Creador, mi Hijo Salvador, el Espíritu Santo, mi Esposo Santificador, y Yo vuestra Madre Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz, os quiero, hijos míos.  

Adiós pequeños, adiós hijos míos, adiós...
 Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.