9 de Noviembre del 2017
Mensaje Público
Nuevamente
veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios
Padre. Dice: “Yo soy Dios Padre, el Creador del tiempo y espacio y de
todas las cosas grandes y pequeñas. No cuestionen el significado de Mi
venida a ustedes durante este tiempo de confusión que pesa sobre el
corazón del mundo. Yo creé a cada uno de ustedes. ¿No debería
entonces, como un padre amoroso, estar preocupado por el bienestar de
cada uno? Yo no los dejo abandonados para que tomen decisiones por su
cuenta o influenciados por la sociedad moderna. Yo vengo para
recordarles que su mismísima salvación depende de su obediencia a Mis
mandamientos.”
“No comprometan esta verdad.
Estén unidos en ella. La nación que respeta Mis mandamientos sufrirá
menos y estará más protegida que la nación que elabora su propio código
de conducta. Mi Provisión más grande se sobre los que se aferran a
la verdad de Mis mandamientos.”
“Yo no soy un
Dios voluble que abandona a quienes me disgustan. Yo soy omnipresente
para toda la gente y todas las naciones, a pesar de su creencia o
incredulidad. Sin embargo, Mi presencia se siente más profundamente en
los corazones que eligen obedecer Mis mandamientos.”
“Sean
parte de Mi ejército de la verdad apoyando Mis mandamientos. Sus
oraciones son entonces más poderosas con esta unidad de la verdad.”
Deuteronomio 11:1-2
Amarás
al Señor, tu Dios, y observarás siempre sus prescripciones, sus
preceptos, sus leyes y sus mandamientos. Ustedes –y no sus hijos, que
no han conocido ni experimentado la lección del Señor– son los que
conocen hoy su grandeza, el poder de su mano y la fuerza de su brazo…
2ª Tesalonicenses 2:13-15
Nosotros,
por nuestra parte, siempre debemos dar gracias a Dios, a causa de
ustedes, hermanos amados por el Señor. En efecto, Dios los eligió desde
el principio para que alcanzaran la salvación mediante la acción
santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. Él los llamó, por
medio de nuestro Evangelio, para que posean la gloria de nuestro Señor
Jesucristo. Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven
fielmente las tradiciones que aprendieron de nosotros, sea oralmente o
por carta.
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