3 de Abril del 2018
Mensaje Público
Jesús dice: “Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado.”
“Vengo para compartir con ustedes algunos hechos desconocidos sobre
Mis apariciones después de Mi resurrección. Cada vez que me aparecí
después de Mi muerte, fue en obediencia a la Voluntad de Mi
Padre. Siempre fue para convertir almas. Muchas veces fue para
afianzar la fe débil. Cada aparición en este lugar es para el mismo
fin. Muchas veces es el Mensaje mismo el que logra esto.”
“Mi Padre eligió la circunstancia, las personas involucradas y la
forma en que los corazones serían tocados en cada aparición. Pasa lo
mismo aquí en la actualidad. Yo siempre respondí a Su llamado con
obediencia. Hoy les sugiero que analicen al menos un pasaje de la
Escritura que describa una de estas apariciones.”
Lean Lucas 24:36-49
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en
medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos
de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué
están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis
pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni
huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y
sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se
resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para
comer?” Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y
lo comió delante de todos. Después les dijo: “Cuando todavía estaba
con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está
escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los
Salmos”. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran
comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías
debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y
comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las
naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son
testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha
prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la
fuerza que viene de lo alto”.
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