Hijitos de Mi divino Corazón. Que afanados estáis siempre
en tener buena figura, en vivir en bienestar, en tener compromisos con amigos y
familiares para ir de comilonas, para ir de copas, como vosotros decís. Pero
que abandonado Me tenéis a Mí que Soy todo Amor y que intercedo por vosotros a
Mi Padre Eterno y no dejo de hacerlo ni un instante. Yo, Jesús, os hablo.
No es que sean malas esas cosas, pero son muy frívolas
y debéis también de emplear vuestro tiempo en darme culto, porque es un bien
muy grande que llegará a vuestras almas. Vivís días y días sin pensar en Mí,
ignorándome, como si fuera un personaje de la Historia que haya vivido y se
haya muerto y nada más. Pero hijos, Yo estoy vivo en el Sagrario, en el
Santísimo Sacramento del Altar y parece como si el adorarme solo fuera cosa de monjas,
frailes y ancianos. Yo, Jesús, os hablo.
No sabéis bien la de gracias que os perdéis no
queriendo acudir a Mí, porque Yo nunca Me dejo ganar en generosidad y doy el
ciento por uno. Pero a vosotros los jóvenes a quienes muy especialmente va este
mensaje, pasáis de Mí y hasta os avergüenza sólo el pensar hacerme una visita
en el Sagrario. Lo que estáis sembrando es lo que recogeréis, porque si bien
Soy misericordia y salvo mucho por Mi gran misericordia, los méritos que perdéis
ya no los podréis recuperar, pues debéis de darme adoración, ser agradecidos y
no ignorarme, ya que todo eso son semillas que os llenarán de gracias,
empezando por aumentaros la poca o débil fe que tenéis. Yo, Jesús, os hablo.
Padres, enseñad a vuestros pequeños a ir a visitarme y,
aunque solo Me digan un Padrenuestro, poco a poco irán aumentando y tendrán la
necesidad de decirme o rezarme cada vez más. Pero los padres llevan a sus hijos
a toda clase de actividades menos al Sagrario y eso es un error, porque crecen
en un ambiente de frivolidad y en muchas ocasiones de pecado. Yo, Jesús, os
hablo y os advierto.
Sed personas de oración, de fe, de santidad. Al Cielo
no entran los que están en pecado, aunque solo tengan un pecado mortal, entran los
que viven conforme a Mis leyes y, si bien no siempre lo consiguen, al menos ponen
todo su empeño en conseguirlo. Así que hijos, no perdáis más el tiempo e
iniciad una vida espiritual. Empezad aunque solo sea rezando un Padrenuestro y
Avemaría diarios, veréis como poco a poco Mi Santo Espíritu os irá pidiendo más
y dándoos las gracias para que lo cumpláis. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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