29 may 2018

28 may 2018 - EE.UU: Dios Padre: Nunca den por sentado que sus conocidos van directamente al Cielo. Recen y Hagan Sacrificios por las almas del Purgatorio...

28 de Mayo del 2018
Día de los Caídos
 
 
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre.  Dice:  “Yo soy el Padre de todas las generaciones.  En su Nación, hoy conmemoran a aquellos que murieron con honor. Yo he venido para alentar sus esfuerzos, pero también para pedirles que incluyan muchas oraciones por los difuntos. Con demasiada frecuencia se cree que los difuntos están en el Cielo, cuando en realidad tenían que hacer expiación por muchas faltas en sus almas.  Quizá fueron farisaicos.  Tal vez no perdonaron a alguien en el pasado.  Podría ser que fueran críticos, lo cual es pariente de ser farisaico.”
 
Nadie puede entrar al Paraíso ni con la más mínima mancha de pecado en su alma.  Por esa razón creé Yo el Purgatorio.  Es un mar de Mi misericordia que limpia cualquier mancha de pecado en el alma al momento de su muerte.”
 
No puedo describirles cómo es el Purgatorio.  Es diferente para cada alma.  El mayor sufrimiento para todas las almas, sin embargo, es la separación de Mi Hijo, con quien se encontraron en su juicio.  Las almas detenidas en el Purgatorio no pueden ayudarse a sí mismas. Ustedes tienen que rezar y hacer sacrificios por ellas.  Conforme avanza el tiempo en el mar de la purificación, el alma se acerca más a la puerta del Cielo.”
 
“Cuando el alma no tiene mancha que interfiera entre ella y Mi Hijo, el alma es admitida gozosamente al Paraíso.”
 
Nunca den por sentado que alguno de sus conocidos difuntos es admitido automáticamente al Cielo.  Sean muy minuciosos en sus esfuerzos de oración por ellos.
 
Lean 2ª Macabeos 12:43-45
Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. Él realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento puesto en la resurrección, porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos.  Además, él tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento santo y piadoso.  Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados.

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