28 de Mayo del 2018
Día de los Caídos
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el
Corazón de Dios Padre. Dice: “Yo soy el Padre de todas las
generaciones. En su Nación, hoy conmemoran a aquellos que murieron con
honor. Yo he venido para alentar sus esfuerzos, pero también para
pedirles que incluyan muchas oraciones por los difuntos. Con demasiada
frecuencia se cree que los difuntos están en el Cielo, cuando en
realidad tenían que hacer expiación por muchas faltas en sus
almas. Quizá fueron farisaicos. Tal vez no perdonaron a alguien en el
pasado. Podría ser que fueran críticos, lo cual es pariente de ser
farisaico.”
“Nadie puede entrar al Paraíso ni con la más mínima mancha de
pecado en su alma. Por esa razón creé Yo el Purgatorio. Es un mar de
Mi misericordia que limpia cualquier mancha de pecado en el alma al
momento de su muerte.”
“No puedo describirles cómo es el Purgatorio. Es diferente para
cada alma. El mayor sufrimiento para todas las almas, sin embargo, es
la separación de Mi Hijo, con quien se encontraron en su juicio. Las
almas detenidas en el Purgatorio no pueden ayudarse a sí mismas. Ustedes
tienen que rezar y hacer sacrificios por ellas. Conforme avanza el
tiempo en el mar de la purificación, el alma se acerca más a la puerta
del Cielo.”
“Cuando el alma no tiene mancha que interfiera entre ella y Mi Hijo, el alma es admitida gozosamente al Paraíso.”
“Nunca den por sentado que alguno de sus conocidos difuntos es
admitido automáticamente al Cielo. Sean muy minuciosos en sus esfuerzos
de oración por ellos.”
Lean 2ª Macabeos 12:43-45
Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil
dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por
el pecado. Él realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento
puesto en la resurrección, porque si no hubiera esperado que los caídos
en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por
los difuntos. Además, él tenía presente la magnífica recompensa que
está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento
santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por
los muertos, para que fueran librados de sus pecados.
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