2 de febrero de 2020
“Queridos
hijos, por obra de la decisión y del amor de Dios, he sido elegida para
ser la Madre de Dios y la Madre vuestra. Pero también por mi voluntad y
por mi amor ilimitado hacia el Padre Celestial y mi completa confianza
en Él, mi cuerpo fue el cáliz del Dios-hombre. He estado al servicio de
la verdad, del amor y de la salvación, como estoy aquí ahora, entre
vosotros, para invitaros, hijos míos, apóstoles de mi amor, a ser
portadores de la verdad; para invitaros a que, por medio de vuestra
voluntad y amor por mi Hijo, difundáis Sus palabras, palabras de
salvación. Para que con vuestros actos mostréis, a quienes no han
conocido a mi Hijo, Su amor. La fuerza la encontraréis en la Eucaristía,
en mi Hijo que os nutre con Su cuerpo y os fortalece con Su sangre.
Hijos míos, juntad vuestras manos y mirad la Cruz en silencio. De esa manera, obtenéis la fe para que la podáis difundir, obtenéis la verdad para que podáis discernir, obtenéis el amor para saber realmente cómo amar. Hijos míos, apóstoles de mi amor, juntad las manos, mirad la Cruz: solo en la Cruz está la salvación.
Hijos míos, juntad vuestras manos y mirad la Cruz en silencio. De esa manera, obtenéis la fe para que la podáis difundir, obtenéis la verdad para que podáis discernir, obtenéis el amor para saber realmente cómo amar. Hijos míos, apóstoles de mi amor, juntad las manos, mirad la Cruz: solo en la Cruz está la salvación.
¡Os agradezco! ”
25 de enero de 2020
“Queridos
hijos! Hoy los invito a que oren aún más, hasta que en su corazón
sientan la santidad del perdón. Debe haber santidad en las familias,
porque, hijitos, no hay futuro para el mundo sin amor ni santidad,
porque ustedes se dan en santidad y en alegría a Dios Creador que los
ama con inmenso amor. Por eso Él me envía a ustedes.
Gracias por haber
respondido a mi llamado. ”
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