Vassula escribe:
Este sábado pasado tuvimos nuestra reunión de oración aquí, en
Rodas. No todos estaban presentes ese día, sólo algunos. Hacia el
final, tomamos la oración que os di el 25 de noviembre, y la rezamos
todos. Después, tomamos la Biblia griega (que era completamente nueva) y
yo la abrí. Mi dedo se posó en Ezequiel, capítulo 7, versículos 1-14.
Mientras lo leía, ¡todos sentimos como si estuviéramos leyendo otra vez
la oración! A continuación, cuando abrí la Biblia inglesa para leerla -
porque mi griego no es perfecto - tenía un marcapáginas justo ahí. Lo
que entendimos, con todo esto, es que el Señor estaba tratando de hacer
hincapié en la seriedad y la urgencia de Su anterior mensaje, que es esa
oración.
Esta es la oración (que se envió el 28 de noviembre):
“Dirígete a Mi, Vassula, de este modo:
Padre Tierno, no descargues tu ira sobre esta generación,
no sea que perezca por completo.
No dejes caer sobre Tu rebaño la aflicción y la angustia,
porque las aguas se secarán y la naturaleza se marchitará.
Todo sucumbirá ante tu ira sin dejar huella tras de sí.
¡El ardor de Tu Aliento inflamará la tierra transformándola en un yermo!
Desde el horizonte se verá una estrella.
La noche sufrirá estragos y las cenizas caerán como la nieve en invierno,
cubriendo a Tu pueblo como fantasmas
Ten Piedad de nosotros, Dios, y no nos evalúes duramente.
¡Acuérdate de los corazones que se regocijan en Ti y Tú en ellos!
¡Acuérdate de tus fieles y no dejes que Tu Mano caiga con fuerza sobre nosotros!
Antes bien, en Tu Misericordia, levántanos e implanta Tus preceptos en cada corazón. Amén”
Al día siguiente, domingo, mientras estaba sentada en la iglesia, oí
al cabo de unos cinco minutos, que el Señor me llamaba y me hablaba. Mi
preocupación era no acordarme de escribir lo que Él decía. Al final,
Nuestra Señora dijo sólo unas pocas palabras. Pero el Señor me dio a
entender que no debía preocuparme, pues Él me lo recordaría todo cuando
escribiera Sus palabras; de hecho, guiaría mi mano de nuevo. Así pues,
esto es lo que Jesucristo dijo ayer, domingo, y hoy, lunes 14 de
diciembre, Sus Palabras han sido escritas.
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Hija Mía, testifica de Mi parte y en Mi Nombre, y habla a esta generación, diciéndole:
No escuches más a
falsos profetas que siguen cubriéndote de caricias, diciéndote que todo
está bien y que has mejorado, cuando tú, mientras te llamas cristiano,
no te portas como tal, porque apenas actúas según Mis Palabras en el
Evangelio. Porque Yo te digo que si tu virtud, siendo cristiano, no es
más profunda que la de los impíos, Mi Padre, no reconociéndome en ti,
¡no te permitirá nunca entrar en Nuestro Reino! La ira de Mi Padre se
desatará sobre ti. ¿No has aprendido que Mi severidad es tan grande como
Mi Misericordia? Tú que te vendes a los de tu entorno como buen
cristiano, dándoles esa falsa imagen de cristianismo, cuando eres
exactamente lo contrario, serás puesto al descubierto, y también tu
pecado. Y tú, cuya lengua no ha cesado nunca de juzgar injustamente, tu
pecado recaerá sobre tu propia cabeza. Mi enojo se enardece contra los
de tu estilo, y Yo te juzgaré por tu conducta como ella lo merece.
Tú, que no
puedes perdonar y olvidar como Yo perdono y olvido, ¡Mi Padre también
tendrá en cuenta ese pecado en tu contra! Yahveh está cerca, viniendo
con toda celeridad. Así que dime, ¿dónde vas a esconderte? Llevar una
vida pecaminosa es pertenecer al diablo. Has aprendido de qué manera
serás juzgado si no estás dispuesto a reconciliarte con aquella persona a
la que aún guardas rencor. Yo te digo: ese pecado de no querer
reconciliarte con aquél a quien consideras responsable, será amargamente
pagado por ti hasta el último céntimo. ¿No he dicho Yo que tienes que
amar a tu prójimo como a ti mismo, y más aún, que tienes que aprender a
amar a tus enemigos? Pues bien, ¿qué han estado presenciando Mis Ojos?
He sido testigo de un exiguo grupo que sigue de verdad Mis caminos,
mientras que la mayoría están en pecado y haciendo el trabajo de
Satanás. No se engañen a ustedes mismos, porque en estos días venideros
están destinados a la destrucción, porque no están siguiendo Mi Palabra[1].
Si alguien se niega hasta hoy a obedecer Mis principios, Mi Padre le
negará también una morada en el cielo. Y tú que has tomado Mi Nombre[2]
y sin embargo actúas con violencia, cólera y orgullo, el mismo látigo
que tu afilada lengua empleó contra tus hermanos, lo recibirás tú
igualmente, y tu pecado te condenará. Y tú, que sigues durmiendo en tu
apatía y tu letargo, no pienses que no me he fijado en ti: serás
alineado con los paganos y cosecharás lo que has sembrado.
En cuanto a los
apóstatas, ¡probarán el fuego del infierno! La ira de Mi Padre está
inflamada contra esta generación malvada y pervertida. ¿Como puedo
impedir por más tiempo que Su Brazo caiga con violencia sobre ustedes?
Apártense de sus malas costumbres, fue Nuestro tema constante; pero
tanto los buenos como los malos se han estado negando a abandonar sus
modos de vida. Los buenos, no tomando en serio Mis Palabras en estos
mensajes y no actuando conforme a ellas; los malos, negándose a ser
salvados, rechazando Mi Misericordia, rechazando Mi Mano. Díganme, ¿qué
harán cuando se den cuenta ese Día de que son mera arcilla y que la
arcilla sin Mi Presencia en su interior, no es nada más que polvo?
El desastre está
ya a la vuelta de la esquina y el follaje se secará. Enmienden todos
ustedes su conducta y sus acciones, que la destrucción no los alcance.
Tomen el buen rumbo y pongan fin a sus abominaciones y sus perversiones.
Fijen su corazón en Mí, su Señor; si no, se desmoronarán en cenizas
como una ciudad incendiada.
Ahora bien,
aunque los haya acongojado siquiera por un momento, ha sido por la
inmensidad del amor que les tengo. Quiero conducirlos al arrepentimiento
y salvarlos. Quiero labios que estén limpios para invocar Mi Santo
Nombre, especialmente en estos días en que Mi Santo Nombre va a ser
profanado y no significará nada para muchos, mientras celebran Mi
nacimiento sin honor y sin alabanza. Arrepiéntanse todos ustedes y
céntrense en Mí. Y rueguen para que la culpa de esta generación no sea
causa de su destrucción. De otro modo la ira de Mi Padre Lo llevará a
gritar: ¡basta! Y Su ardiente furia cubrirá a muchas naciones y el mundo
se desintegrará. Dichoso el hombre que Me escuche ahora y se purifique,
porque Yo lo sostendré.
Yo soy
Jesucristo y soy el Autor de estos Mensajes, y soy conocido por
gobernarlos con indulgencia. Soy conocido por hacerlos florecer si están
dispuestos y, si es necesario, los riego con Mis Lágrimas. Soy conocido
como el Buen Pastor que nunca abandona a Sus ovejas. Los conduzco a
verdes pastos, pero cuando se rompen acuerdos y se desprecia y rechaza a
los testigos que Yo envío, ¿puedo permanecer en silencio? Cuando sé que
se están dirigiendo a una destrucción fatal, ¿no voy a reaccionar? En
ese Día de la ira del Padre, los que Me hayan olvidado, Me recordarán. Y
serán tratados en consecuencia.
Muchos
preguntan, desde luego: ¿Qué pecados? Los pecados que he mencionado y
los pecados de su blasfemia contra Mi Espíritu Santo, los pecados de su
rebelión y de su división, los pecados de perversión que son una
abominación a Mis Ojos, los pecados de prejuicio, los pecados de
desprecio, de corrupción, de altivez, de orgullo, los pecados de
degradación y de letargo; el mundo está polucionado de pecado.
Comprendan ahora lo ofendido y dolorido que está Mi Sagrado Corazón.
Dominen sus pensamientos y no pequen más.
No Me olvides nunca, Vassula, y da a conocer Mis advertencias a Mi pueblo. Yo estoy aquí. IC
Luego Nuestra Señora dijo:
Sigue y escribe todo lo que te ha confiado Mi Hijo. No temas nunca.
Mensaje del 14 de diciembre de 2009
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