14 de Abril del 2020
Martes de la Octava de Pascua
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el
Corazón de Dios Padre. Dice: “Una vez más vengo para hablarle al
corazón de la humanidad. Cada alma madura espiritualmente de acuerdo a
su libre albedrío. Algunos se benefician de sus errores, se arrepienten
y se corrigen. A otros no les interesa agradarme a Mí. Se van
alejando cada vez más del bien común. Me refiero a los que son
egocéntricos, que buscan solamente agradarse a sí mismos. No examinan
sus conciencias con miras a mejorar espiritualmente.”
“Cada alma es juzgada por el mérito del Amor Santo en el corazón al
dar su último aliento. ¿Qué tanto me ama? ¿Qué tan profundo es su
amor por el prójimo? ¿Ama a su prójimo como a sí misma? Esta pandemia
es una prueba insólita de esta máxima. Cada alma puede crecer
espiritualmente durante esta crisis –o durante cualquier crisis– o
alejarse de Mí si depende únicamente de los esfuerzos humanos. Aprendan
de esto y confíen en Mi Provisión.”
Lucas 11:10-13
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que
llama, se le abrirá. ¿Hay algún padre entre ustedes que dé a su hijo
una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le
dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a
sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a
aquellos que se lo pidan!
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