10 abr 2020

4 abr 2020 Mensaje Extraordinario Monte Faro de Luz España

Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi
Luz en vuestras almas.

¡Qué dolor tiene mi Corazón, hijos míos de no poder estar con todos vosotros allí en mi Casa Faro Luz! Pero Yo sé que todos vosotros o casi todos estáis ahora orando y pidiendo a mi Corazón por la salvación de las almas y por todos aquellos hijos que han muerto, están muriendo y van a morir.
 
De rojo vengo, hijos míos. Meditad a JUAN.
 


¡Qué dolor siente mi Alma y mi Corazón de ver que Satanás deshace las familias y mata inocentes! Pero, eso no solo Satanás, los hombres ambiciosos, son los que hacen todos estos estragos y están matando a sus mismos hermanos con esos virus, como decís vosotros, esparcidos por la Tierra; esto no es obra de Dios, mi Dios vuestro Dios, esto es obra de los hombres, no se aman y se aniquilan unos a los otros, por eso mi Corazón llora, mi Corazón está triste porque esos hijos míos no quieren saber nada del Amor de los Amores, de su Creador y hacen daño, se hacen daño, van por el mundo haciendo estragos para poder y ser ellos dioses.


Aquello que viene del Cielo, hijos míos, será distinto, y es distinto, morirán aquellos que no amen a Dios, mi Dios; vuestro Dios está mandando señales, me manda a Mí para el mundo entero para la conversión de los hombres, pero no mata, ellos mismos morirán porque no quieren saber nada de su Dios Creador.
 
Yo vengo al mundo a traeros los Mensajes; mirad, hijos míos, sed buenos, sed caritativos, amaos los unos a los otros, fortaleceos en la oración, Sagrario, Sagrario, Sagrario donde mi Hijo está solo esperándoos, y Satanás cierra las iglesias, y los corazones duros no les importa, y los corazones de amor necesitan comer el Cuerpo y beber la Sangre de mi Hijo para tener vida.
 
Cobardía ha habido, hijos míos, y hay, estáis sin vuestro Dios en el Sagrario, son pruebas también para que vosotros los hombres reflexionéis y ver que solamente un Dios os puede salvar.
 
Pequeños míos, hijos de Faro de Luz, Yo os bendigo a todos, pronto estaremos juntos, pronto, pero esto el hombre tiene que reflexionar y acabar poniéndose de rodillas, suplicando a su Dios Creador y quitándose de los pecados tan terribles que conlleva al hombre a sucumbir al final en el Infierno ¡Cómo no voy a llorar y mi Hijo también si venimos a salvar al mundo! 

Nosotros somos siempre los mismos, venimos a deciros: “amaos, quereos unos a los otros como mi Hijo y Yo os queremos, cambiad vuestros corazones” El mundo terminará en fuego, pero Yo he avisado a muchos hijos míos elegidos para que tengan secretos y manifiesten todo aquello que Yo les he dicho. Garabandal, hijos míos, dos mensajes nada más: 
“sed buenos, cambiad vuestros corazones”. 
El segundo mensaje: 
“obispos, cardenales, sacerdotes estáis llevado al pueblo a la miseria y al pecado que lleváis a sucumbir y alejarles de mi Dios vuestro Dios” Ya no he vuelto a darles más mensajes, solamente a mi hija Conchita tiene ese mensaje guardado para pronto, pronto como en Japón, el mensaje de la Sallet, que será abierto pronto el mensaje de mi hija Lucía que falta lo más importante.
 
“Sacerdotes, cardenales y obispos Faro de Luz os dice: sed valientes, coged la Luz de vuestro Dios y llevad a vuestros hijos al Puerto del Amor, al Puerto donde la vida no se acaba, porque la vida es mi Hijo resucitado de entre los muertos, y también vosotros para el Cielo o para el Infierno; abrid los ojos sacerdotes, obispos, cardenales y llevad al rebaño a las Moradas que mi Dios, vuestro Dios, ha preparado para todos los hombres”.
 
No tengáis miedo, hijos míos, Dios no os hace daño, mi Dios es Amor, pero eso sí, os repito aquí: “sed buenos, cambiad vuestros corazones” Mirad, los hombres no ven, no quieren ver, solamente ven el pecado, las lujurias, los pecados de la carne, la soberbia, el ego; eso es lo que hoy el hombre disfruta sus cuerpos, lo espiritual nada y están obcecados a la perdición, porque ellos no quieren seguir a su Dios; mi Hijo de Amor se presenta a todos los corazones de todos sus hijos de una manera u otra, pero el hombre no quiere saber nada de ese Dios que les dice: “sed sumisos, obedientes y amad a vuestro Dios, es el que llevará a esa Gloria, a ese Cielo, a la Casa del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y a mi Casa, Trinidad” Y el hombre no ora; y vendrán estas cosas y más cosas porque el Demonio es astuto y ya está haciendo estragos en las familias, en la Iglesia.
 
¡Qué dolor tiene mi Corazón! cuando en todos los Tabernáculos del mundo, ¡Mi Hijo, está Solo, porque ahora no entra nadie a rezar a su Dios por esta epidemia, este virus que lo han traído los hombres con Satanás!

Cuando mi Dios, vuestro Dios, haga sonar las trompetas, vendrán los días de tinieblas, no veréis porque se apagará la luz, no habrá luz en la Tierra, vendrán los Ángeles como en tiempo de Moisés; en las casas harán una marca, y luego esa marca los Ángeles mismos se llevarán a unos y dejarán a otros; lo mismo que pasó en tiempos de Moisés vendrá el castigo, un castigo horroroso, que muchos hombres, como otras veces le he dicho a mi pequeño gusanico, morirán del susto, no querrán verlo, y al final el fuego destruirá la Tierra.
 
Por eso estad alerta, hijos míos, todos mis hijos, y haced caso a los Mensajes de mi Hijo y los 
Mensajes que traigo; Yo quiero con mi Hijo salvar a la humanidad.
 
Faro de Luz, hijos míos, Yo estaré siempre con todos vosotros, todos aquellos que vais allí, en amor y para el Amor; no tengáis miedo, pequeños míos, porque todos aquellos que están muriendo por esta maldad de los hombres y de Satanás están en un sitio especial, porque no han muerto de muerte natural, sino muerto como aquel que mata con un cuchillo, una espada, o una bomba; sois mis hijos y no habéis hecho nada para que venga esta enfermedad que la ha producido el hombre; por eso estad alegres, hijos míos, que todos se salvan y se salvarán; eso sí, os digo: “sed buenos, quereos, amaos, perdonaos los unos a los otros, rezad mucho para que este maldito bicho se vaya de entre vosotros” Reflexionad, hijos míos, no solamente vosotros los cristianos católicos, sino todos aquellos que están viendo este mal, que se claven de rodillas y digan a su Dios: “Padre no Te conozco pero Te quiero conocer, sálvanos de esta maldad, de esta muerte, de esta miseria”.
 
Pequeños míos, Faro de Luz, todos aquellos que estáis en mi Corazón y Yo en vuestros corazones, os bendigo a todos, a todos, y pronto nos veremos allí en mi Casa rezando los unos con los otros y alegrando mi Corazón cuando decís: “Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor es Contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el Fruto de tu Vientre Jesús” Yo soy vuestra Madre del Amor y la Misericordia, Yo soy vuestra Madre de la Luz, Yo soy vuestra Madre de vuestros corazones, Yo soy Aquella que os ama, que os quiere y os cubre con su Manto a todos vosotros.
 
Pedid mucho por los sacerdotes para que sean santos, los cardenales, los obispos, los misioneros, religiosos, para que también haya vocaciones sacerdotales, ¡cómo no va a llorar mi Corazón!, si ya los seminarios están vacíos, y entran mis hijos y no quedan casi nadie, no llegan al final, porque esa Cruz que tantas veces os he dicho en Faro de Luz, hay que subirla poco a poco hasta el final, y los seminaristas, mis hijos, también van subiendo, pero cuando ven un escape se van porque el mundo entra en sus corazones, y la carne es odiosa y es la que manda a los hombres a la perdición; vosotros, hijos míos, que tanto queréis a mi Corazón y al Corazón de mi Hijo pedid y rezad por todos ellos.
 
Y vosotros pedid la conversión todos los días, no os olvidéis que estáis, como decís vosotros, en Semana Santa, aunque no tengáis los cultos en los templos, haced al menos penitencia, ayuno, silencio y oración; tened siempre en vuestros labios y en vuestro corazón: “Jesús te amo, ten Misericordia de mí porque soy un pobre pecador; Jesús te amo porque sin Tí no soy nada; Jesús te amo, ven a mí con ese Corazón inflamado de Amor a meterte en mi corazón para que haga un Sagrario y Tú entres en él con el Padre con el Espíritu Santo, con María vuestra Madre y Yo vuestro Jesús. Jesús ayúdame a perseverar, ayúdame a amarte, ayúdame a que mis ojos te vean, ayúdame que mi oído te oiga, ayúdame que mi boca te bese y te ame hasta el final de mi existencia; acuérdate de mí, Jesús, en el día de mi muerte y que con tus ángeles vaya camino a esas Moradas que el Padre, Contigo y el Espíritu Santo y María Santísima esté siempre a ese lado de Amor a ese Fuego que da a mi alma la fuerza y la luz para cantarte siempre bendito seas por siempre y alabado seas por siempre”.
 
Sí hijo mío, mi Hijo quiere o quiere que le digáis esto, mi Hijo sufre, cada día es una Semana Santa para Él y para Mí, porque todos los pecados del mundo es muerte a nuestros Corazones, y lloramos todos, todos los segundos de nuestra existencia, porque Nosotros queremos salvar al Mundo, pero el Mundo se tuerce, se tuerce; ¡ay de esas mujeres que no quieren a sus hijos, que abortan, que hacen crímenes! ¡Cuánto pido por ellas a mi Hijo de Amor! Pero la Copa está rebosando ya y los cuatro Jinetes del Apocalipsis están desarrollando lo que tienen que hacer, virus, matanzas, guerras, agua, fuego, miseria, hambre, peste. Pedid mucho a vuestro Dios, a mi Dios que calme su ira; si el hombre no reza y no ora y ama a su Dios, la tierra será destruida pronto; queda poco ya, por eso os comunico: “fuera Satanás, y amad a Dios a vuestro Dios”.
 
No tengáis miedo, hijos míos, el miedo es de cobardes, estad siempre a la onda, como vosotros decís, que vuestro Dios que os quiere, está con los brazos abiertos como mis brazos para sosteneros siempre y daros fuerza, y no caigáis en la tentación, porque el Demonio, ya os lo he dicho tantas veces, entra por los sentidos, y cuando entra al hombre le vuelve loco y no sabe lo que hace y no sabe luego como salir, por eso no caigáis en las tentaciones del Demonio, de Satanás.

Rezad mucho, hijos míos, y os digo otra vez, una vez más, que seáis buenos, que seáis buenos de corazón.
 
Ahora, hijos míos, os doy una bendición especial para aquellos hijos que no están en el prado, para estos hijos que están en esta Casa, mi Casa, para toda la humanidad; sed valientes y fuertes, sed siempre hijos de Dios, amadlo, que Él os bendecirá siempre allí donde estéis, y no os olvidéis, hijos míos, aún en el silencio de vuestras casas, orad y meditad, Sagrario, Sagrario, Sagrario.

Os doy mi bendición, hijos míos, pero como siempre, mi Dios Padre Creador, mi Hijo Salvador, el Espíritu Santo mi Esposo Santificador, y Yo vuestra Madre Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz; rezad por todos aquellos hermanos vuestros que están muriendo de este virus, y también aquellos que mueren de enfermedades, decidle a vuestro Dios, mi Dios; “Señor, apiádate de ellos, porque son tus hijos; ten piedad y misericordia, por la Cruz de tu Hijo, por aquello que sufrió tu Hijo; Señor, Tú que lo puedes todo dale un corazón limpio y puro, que se den cuenta que en el mundo no existe nada más grande que Tú, porque Tú eres nuestro Creador y nuestro Dios”.
 
Adiós pequeños, adiós hijos míos, adiós pequeños…
Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.

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