16 jun 2020

Mensaje mensual 6 jun 2020 - Monte Faro de Luz: España: Rezad, con la oracion lo podeis cambiar todo...

6 de junio de 2.020
Monte Faro de Luz , Valencia de Alcántara, Cáceres España
 

Pequeños míos, hijos míos, Yo soy vuestra Madre de la Luz, doy Luz
aquellos que me piden Luz; venid a pedir Luz, mis hijos de Faro de Luz y
del mundo entero; ¡cuántas veces os he dicho, alerta humanidad, alerta humanidad, alerta humanidad! El hombre no quiere ni comprende este mensaje que Yo doy al mundo entero; esto que está pasando la humanidad, ¿sabéis por qué?, Yo lo dije, obra de los hombres y de Satanás; pero no tengáis miedo, hijos míos, sabed que todos los que han muerto y los que van a morir, van al Cielo, os lo dije, son mártires, ¿por qué tenéis que tener miedo?

Hijos míos, ¿no es mejor que estéis en el Cielo que en la tierra? ¿Que estáis y qué vais a dejar en la tierra, hijos míos? Si no sois capaces de sacrificaos. de penitencia, de ayuno, de estar con los pobres, de visitar al enfermo, de quitaros de vosotros para darlo a los demás sin costaros nada, porque aquel que dé para decir, yo doy, está equivocado, acordaos de la viuda, hijos míos, lo que tenía lo echó a la iglesia, vosotros tenéis que ser más listos ya, tenéis que poneos en el Trono de vuestro Dios, arrodillaos: “Señor todo me lo diste, todo es tuyo, ¿por qué tengo que almacenar, porque tengo que decir, esto para mis hijos y esto para lo otro?”, al final todo se queda aquí, hijos míos.

Buscad el alma, buscad el Cielo, hijos de Faro de Luz que me escucháis y que me vais a meditar estos mensajes que traigo a la tierra, olvidaos del mundo. ¿Quién mejor que vuestro Dios?; el que no deje a su padre a su madre a sus hijos y no venga a Mí lado poco le va a valer decir que el Cielo lo tienen ganado, porque han preferido a las cosas humanas, a las cosas de la tierra; despojaos, poneos el sayal (tantas veces os lo dije cuando empezó mi aparición en Faro de Luz), vestíos con el sayal de pobreza, pobreza, vivid la pobreza, amad la pobreza, porque todo lo que tenéis, todo, os lo ha dado mi Dios, vuestro Dios, pero os lo ha dado para que lo administréis bien.

No seáis lujuriosos; mirad que la tentación está muy cerca, pero para combatir la tentación está mi Corazón y el Corazón de mi Hijo, si venís a buscarlo siempre estaremos con vosotros.

Sed santos, hijos míos, como vuestro Padre Celestial el Santo; ya lo dice mi Hijo en su Evangelio, su Palabra, cumplid la Palabra de mi Hijo, llevad los sentimientos de mi Hijo, amad a mi Hijo más que a nada y más que a nadie, hijos míos; buscad también la fraternidad, buscad el amor de verdad, sin malicia, sin nada que turbe, sino que salga de esa alma que mi Dios, vuestro Dios, os dio para que esté limpia; tantas veces lo he dicho: cacharros, ni vestidos, ni dinero, ni joyas, nada; ni muebles entran en el Cielo, en el Cielo entra la Pureza, y vosotros, mis hijos pequeños, Yo sé que sois todos muy buenos, pero tenéis que quitaos el orgullo, el yo, ese ego que tenéis, que queréis saber más y estar en primer lugar; bajaos, mortificaos, incluso cuando llevéis razón y el otro os dice que no, dádsela, pide por esa persona, por tu hermano que está equivocado.

Fortaleceos con el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo; un día grande es hoy, el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, no tengáis pereza para ir al Sagrario de mi Hijo, no seáis cómodos, haced como aquellos primeros cristianos que estaban unidos todos y ponían todo en un arca para que todos comieran, trabajaban y estaban unidos, ¿por qué ahora no?, ¿ por qué ahora cuando vais a los templos de mi Hijo ni os miráis a la cara, ni una sonrisa tenéis y al final cuando salís a la calle acribilláis, juzgáis y matáis con la boca a vuestros hermanos? No juzguéis, hijos míos, porque solamente el que juzga es mi Dios, vuestro Dios.

Haceos pequeñitos, nada, id caminando despacio pero siempre seguro.” Dios está a mi lado, mi Dios está conmigo, Señor, ¿qué me falta?; si te tengo a Ti nada me falta, ni oro, ni dinero, incluso ni vestido, ni casa”, porque mi Dios, vuestro Dios os arropa a todos.

Mirad esos continentes que tantos hijos míos pequeños y grandes que mueren de hambre todos los días y estáis apasionados porque en el mundo están muriendo por un virus satánico y no os veis y no os habláis y estáis cambiando vuestros corazones; porque, hijos míos, ya os lo dije, si no rezáis y hacéis penitencia, lo que vendrá es divino, y ahí será el llanto del hombre, el dolor, el pánico, el morir del susto. La Iglesia, hijos míos, está en un silencio; están comunicados unos con los otros, no están unidos, y hacen y deshacen muchos de ellos; por eso otras veces os he dicho, ¿por qué no hay vocaciones sacerdotales y religiosas?, porque han dejado de rezar, porque no hay quien rece, porque no hay quien se sacrifique, porque les gusta más el pecado, el aborto, la soberbia, la avaricia, y por eso mi Hijo tiene un dolor muy grande en su Corazón, como Yo, y venimos llorando; por eso Yo me aparezco en el mundo entero diciendo lo mismo: “rezad por la conversión y para que se acaben las guerras, para que se acabe el odio, para que se acaben estas cosas que entre vosotros a veces os matáis con la lengua; también, como vosotros decís y sabéis, matáis con las manos a vuestras esposas, a vuestros esposos; tenéis instinto criminal, pero eso, hijos míos, se acabaría si vosotros rezáis día y noche y estuvieseis siempre puestos vuestros sentidos en el Cielo; mi Dios, vuestro Dios, es Misericordia, pero es Juez también hijos míos. Todo el mundo en la tierra cuando mueren, ya está en el Cielo, en la Casa del Padre; sí, hijos míos, muchos, muchos millones, pero muchos millones van al Infierno porque no han sabido llevar el amor y creer en ese Dios que los creó.

Amaos, hijos míos, y bendeciros unos a los otros; donde haya odio poned amor; rezad la plegaria de mi hijo Francisco, aquel era rico, aquel dejó todo, iba vestido con un sayal, descalzo, no comía muchos días, pero llegó a la meta, a esa meta final que es la Casa del Padre, la Casa para la Eternidad, pensad esto. ¡Alerta humanidad!, porque lo que viene y lo que va a venir, si vosotros los hombres, mis hijos del mundo, no rezáis, vendrán cosas muy fuertes, muy desagradables, y también vendrán virus, Yo ya lo dije hace años.

Esto, hijos míos, es para meditarlo, pero para no tener miedo, porque el que cree y ama a su Dios está salvado, están en el Cielo, y vosotros tenéis que rezar y pedir mucho por vosotros mismos, también por aquellos de vuestras familias, y pedid que se acabe todo esto que está pasando en la tierra, Dios, mi Dios, vuestro Dios, lo puede todo, Él puede hacer ese milagro pequeño o grande, Él lo tiene en su Vida en su Ser todo, lo que está sucediendo, lo que va a suceder; y gracias a todos aquellos que rezan y están al lado de mi Señor, vuestro Señor, habrá clemencia y será menor, la ira de mi Dios vuestro Dios.

Seguid luchando por Faro de Luz, pronto estaremos juntos, pero también los hombres tienen que ver en esto; y hay que obedecer, hay que ser práctico y obedecer a la Iglesia, y también a vuestros gobiernos, “dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”; por eso mi Dios, vuestro Dios, y mi Corazón y el Corazón de mi Hijo y el Espíritu Santo, mi Esposo, os decimos hoy: “pedid por todos los hombres de la tierra la conversión, vuestra conversión; pedidle clemencia para que se acabe todo esto que hay en la tierra puesto por Satanás”.
 
Fijaos, hijos míos, que habéis estado tiempo con los templos cerrados, ahora el hombre tenía que buscar a Dios más, el que ama a Dios, pero da miedo de pisar los templos, porque también, claro, en los templos también puede haber virus y todas estas cosas. ¿Qué os importa a vosotros si morís en gracia de mi Dios, vuestro Dios? La muerte llega en un momento que nadie sabe, por eso Yo dije al principio que todos eran mártires y que estaban muy cerca de mi Dios, vuestro Dios.

Los que han muerto, hijos míos, que no han muerto están resucitados, están vivos con el Padre, mi Padre, vuestro Padre, están más a gusto, están contentos, están en la Gloria, y vosotros tenéis que merecerla; porque cuando se acabe este virus vendrá el mundo con sus correcciones, también con sus cosas, que vosotros estáis en el mundo y estáis viéndolo, y van a venir las cosas malas, el pecado, más pecado; y vosotros, si no tenéis un arrepentimiento y estáis en gracia de vuestro Dios, no penséis, hijos míos, que vais a estar en el Cielo; pedid la Misericordia siempre de vuestro Dios, mi Dios, Él os ayudará, pero vosotros tenéis que poner de vuestra parte, nada de pereza, a cumplir los Mandamientos, hijos míos; id a la Iglesia, tomad el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, confesad, no una vez dentro de un año, sino Yo os digo, sino todas las semanas, una vez al mes, y haced la memoria del Corazón de mi Hijo y mi Corazón, nosotros venimos a salvaros, estamos salvando a las almas, pero muchos no quieren porque se esconden y se van fuera de su Señor; a Mí me da mucha pena, lloro por todos aquellos que se condenan, ellos se condenan porque por mucha misericordia, hijos míos, mucha misericordia, pero si no hay ese dolor de pecado y ese decir Señor perdóname porque he sido y soy un pecador.

Hijos míos atentos a lo que os digo, estad contentos y estad alegres, porque vosotros, si de verdad amáis a mi Corazón y al Corazón de mi Hijo y especialmente a mi Dios, vuestro Dios, os salvaréis; no tengáis miedo, no tengáis miedo, id predicando y hablando del Corazón de mi Hijo y mi Corazón; y eso es lo que os digo hoy, que toméis siempre el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo para que tengáis vida; dejaos ya de cosas del mundo, buscad las cosas de Dios, son las cosas que tenemos que tener y llevar cuando un día nos llame nuestro Dios, vuestro Dios y mi Dios, os llame que vayáis con los brazos y las manos llenas de ese amor y esa alegría y esa pureza.

Ahora, hijos míos, os doy la bendición, pero como siempre, mi Dios Padre Creador, mi Hijo Salvador, mi Esposo el Espíritu Santo Santificador y Yo vuestra Madre Miriam Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.

Adiós pequeños, pronto estaremos reunidos en Faro de Luz, pero escuchad también, como os he dicho, a los hombres, porque vosotros estáis dirigidos, el pueblo, por estos componentes de gobernantes.

Adiós pequeños, adiós hijos…

Ahora nuestra Madre se dirige al vidente:
Mira pequeño los secuaces de mi hijo el Papa, mira, alemanes, suecos, españoles, de América, estos quieren destruir el corazón del Papa, mi Papa, hijo mío, Yo también le llamo Papa, porque es el Papa de todos los hombres; sí mi Hijo le hizo Papa, con la Trinidad, Yo estoy dentro; hijo mío, reza mucho y pide mucho por él porque quieren aniquilarlo, aunque muchos cristianos están desorbitados y queriendo también aniquilarlo. La Masonería está dentro de la Iglesia, hijos míos, y muchos hijos que comulgan a mi Hijo, a su Dios, están en contra del Papa; el Papa es santo, hijos míos, queredlo, queredlo; y si también te dicen, hijo mío, que el Papa es malo, que no es el Papa, reza por él o por ella; sí, hijo mío.
Los hombres qué saben si el Papa es santo o no. ¿Por qué juzgan tanto al Papa? También juzgaron a Juan Pablo, a Pablo VI, a todos los Papas, y todos hoy son santos; si la Iglesia los ha hecho santos, es el Cielo el que está en la Iglesia.
No critiquéis, hijo mío, y vosotros, hijos míos, tampoco; pedid y rezad mucho por él, es un crucificado, y sufre mucho por las incomprensiones del hombre.

Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.

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