23 oct 2020

20 sep 2020 - Faro de Luz, Mensaje en Madrid

 LA CASITA DE LA VIRGEN 

20 DE SEPTIEMBRE 2020

 
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi Luz en
vuestras almas.


Meditad EFESIOS, hijos míos, no os olvidéis, abrid la Biblia y empaparos hijos míos de
las enseñanzas de mi Dios vuestro Dios para que tengáis vida en vuestros corazones.


Hijos míos vengo de rojo, crímenes, muerte, desolación, odios, mentiras, hipocresía
¿Dónde están mis hijos? ¿Qué están haciendo mis hijos? Se esconden, el Templo vacio,
mi Dios vuestro Dios solitario ¿Dónde estáis, hijos míos?, os recome la conciencia, tenéis miedo a la muerte, qué mejor muerte que Yo os entregue a mi Dios vuestro Dios
para la Eternidad en el Cielo, pero eso no lo buscáis estáis metidos en el mundo, en las
cosas del mundo.


Pequeñas mías, vosotros mi baluarte que estáis aquí en estos momentos cuando estoy
dando el mensaje para el mundo entero, abrid vuestros corazones, perseverad en el
Amor, lo más grande que podéis tener, hijos míos.


¿Quién más que Dios? Por qué ese dolor que tenéis cuando tenéis que tener alegría, sé
que tenéis penas por vuestros problemas como decís vosotros en la tierra, el problema lo tuvo mi Hijo crucificado en una Cruz por todos vosotros, y vosotros, ¿qué mérito hacéis, hijos míos?, llorar y que os duele una parte del cuerpo, o la cabeza, y os metéis sepultado y no salís porque el dolor es mayor que la espiritualidad de vuestro Dios y mi Dios, ¿por qué no buscáis a vuestro Dios y le entregáis todo lo que tenéis? Mirad el Evangelio de hoy, hijos míos, aquel, el último que no ha pisado la Iglesia, que no ha vivido con mi Hijo y al final les dio el mismo sueldo a los que trabajaron todo el día que a los que trabajaron unas horas.


Hijos míos si de verdad amáis a mi Dios vuestro Dios no os tiene que preocupar lo que
hace el vecino o aquel o el otro; buscad las entrañas del Corazón de mi Hijo y ponerlo
ahí en vuestras almas; si amáis Él os ama más y murió por todos, salva a todos, pero
muchos se están echando atrás, sus vidas, sus errores, sus miedos, sus mentiras y
aquello que ellos creen que no van a morir nunca, el que guarda para nada, el que dice, para mi hijo, para nada, el que dice para mañana, nada, acordaos: esta noche te llamo, almacenaste mucho, pero se quedó aquí, ahora te llamo; (aquí solloza nuestra Madre) y eso, hijos míos, lo va a hacer mi Hijo pronto en vuestros corazones si no estáis preparados para el día final , acordaos que llega el día, hijos míos, y ya no hay que decir sí o no; por eso Yo os digo a vosotros, hijos míos, de aquí y al mundo entero, que no os preocupéis por el mundo por tener y poseer, si no ser caritativos, primero con vosotros y después con vuestros hermanos (hasta aquí solloza nuestra Madre). La tierra, vosotros, si vais a la tierra, al final sois ceniza, de qué le vale al hombre tanto y tantas ganancias y tanto tener y poseer si luego se queda en nada; ese recuerdo que tenéis en la vida que decís, para los hijos, para lo otro, para la familia, no vais a recordar nunca esas palabras que estáis diciendo en la tierra, porque eso no entra en los Cielos.


Pedid oraciones para la salvación de vuestros hijos, pedid oraciones para la conversión del mundo, Yo me aparecí en el 2002 en marzo, Faro de Luz, y le dije a este gusanico:
“quiero una Misión aquí”. Y mirad, le hice besar once veces el suelo, y ahora os digo a
vosotros que beséis tres veces el suelo; poco os digo pero poco se hace, por eso Yo
cuando me aparezco en los lugares del mundo, llevo lo mismo y digo lo mismo:
“amaos, rezad el rosario, los primeros sábados de mes”; porque Yo soy vuestra Madre, y Yo no deseo para mí nada, es la penitencia que vosotros estáis haciendo a mi Corazón para que mi Corazón vaya a mi Hijo a decirle: “ten compasión y piedad de estos hijos”, y mi Hijo las oraciones van al Padre, a su Padre, vuestro Padre, mi Padre, para que Él tenga perdón y misericordia por todas las criaturas que Él ha creado y está creando, pero el hombre es envidioso.


¿Qué está pasando en el mundo hijos míos?, lo estoy diciendo, rezad para que se vaya el Demonio del mundo; pero los hombres no se ponen de rodillas y los que se ponen de rodillas, que son muy pocos, tienen un problema grande en sus corazones, que ahí están sus hijos, no creen, no aman, como decís vosotros, el ateísmo está en las almas de esa juventud, que es buena, pero al final son perversos porque no creen en ese Dios Creador que los ha creado.


Buscad el aroma de mi Hijo y el aroma de mi Corazón, fortaleceos, no habléis más de la cuenta, y vosotras que estáis aquí, Yo sé vuestras penas y vuestras lágrimas, pero Yo lloro más por esos casos que tenéis en vuestros corazones; pero os digo, hijos míos, seguid a mi Hijo, cuando tengáis pena, dolor id a Él, que os tiende los brazos y os
abraza y os bendice como mi Corazón os bendice.


Tiempos malos vienen al mundo, ya os lo comunique hace tiempo, no a este gusanico
de mi Hijo, sino a otros hijos míos que ya están en el Cielo, y otros están en la tierra, los virus que vengan serán del cielo, y eso, hijos míos, vosotros tenéis que pensarlo y rezar mucho, no seáis perezosos para la oración, dejaos de hablar tanto, de discutir tanto, y cuando vuestras casas en dos o tres hay uno que está amando a mi Hijo y a Mi, pedid por esas otras almas que no aman a su Dios y a mi Corazón.


A mi Hijo y a Mi nos ponen todos los días, todos los segundos, clavos y espinas en
nuestros Corazones, pero eso no lo sentís vosotros, hijos míos, porque sois del mundo, pero nosotros somos de otro mundo, del Cielo y el pecado no puede venir a nuestros corazones, cuando viene el pecado grave, se llena el Corazón de mi Hijo y mi Corazón de clavos y espinas porque ese hombre o esa mujer o ese niño está cogiendo el Infierno, mi Dios vuestro Dios os ha hecho puros y vosotros tenéis que llevar la pureza en vuestras almas.


Mirad, mi hijo Pio ahora es su día, pedidle mucho al Padre Pio, pedidle mucho. Mirad,
Padre Pio, mi pequeño Padre Pio, mi Dios vuestro Dios le dio muchos dones, también a vosotros os los da, pero él supo escogerlo y llevarlo a cabo y, ¿sabéis que cabo?,
escoger a Cristo: “hágase Tu voluntad en mi corazón”. Le moldeó, como vosotros si
vais a vuestro Dios os moldeará y seréis ya un contacto con mi Hijo y con este hijo otro, tú, aquel o el otro, para que moldeándole le lleve al camino de la santidad, pero tenéis que querer.


Padre Pio quiso desde niño y tuvo experiencias muy fuertes, hasta Satanás quiso
arrebatarlo, pero no pudo, porque el niño Pio ya sabía que su Dios su Creador estaba
con él, y llegó el momento y mi Hijo le dio los estigmas, a nadie en el mundo dio los
estigmas tan perfectos y tan dolorosos como a mi hijo Pio; dolor tras dolor, penitencia
tras penitencia, muchos le odiaban, no querían que fuese santo, le llamaron brujo, le
llamaron de todo, como a mi Hijo, mi Hijo lo ha permitido todo como permite todo a
vosotros, pero él supo llevar ese Amor y se dejó guiar por su Dios y le hicieron todo,
todo malo; que poco bueno vio, lo que vio bueno fue cuando él contactaba con mi Hijo y mi Hijo le acariciaba y le daba fuerza para que siguiera un día tras otro día.


Y vosotros, ahora os estoy hablando como si estuviese en el mundo, estoy con vosotros, pero para que veáis que soy una Madre buena y apacible os digo que mi hijo Pio supo llevar el dolor y todas las vergüenzas, las miserias también de vosotros vuestros hermanos a él, él supo llevarlas con amor, con mucho amor, por eso mi Hijo le subió tan alto y enseguida fue beatificado, porque no ha habido otro hombre como el Padre Pio, un crucificado sin cruz, pero fue crucificado como mi Hijo, no tuvo cruz, pero llagas en sus manos, pies y costado, las llevo tantos años, también mi pequeño Francisco, Rosa de Lima y tantos hijos míos, Rita, tuvieron estigmas pero no fueron tan profundos como mi hijo Pio, imitadle, imitadle, cuando tangáis dolores, cuando tengáis penas y dolor tened a Pio, vuestro hermano Pio, en vuestros corazones.


Quitaos la soberbia, el ego, así no se puede llevar las cruces, esas cruces que muchas
veces os las dais vosotros, porque no tenéis confianza con vuestro Dios, mi Dios, por
eso hoy es un día grande, grande en el Cielo y en la tierra porque hoy es el día de los
santos, también hoy, hijos míos, por todos los mártires que han muerto hasta hoy están disfrutando en el Cielo de una fiesta grande, si vosotros por lo que sea vais a ser mártir decid: “bendito Señor”, porque en ese momento muráis vais al Cielo derecho, Yo con mi Hijo vendremos a por vosotros.


Y también os voy a decir para que lo hagáis también todos los días, pedid al Ángel de
España para que salve a España de esta catástrofe que está teniendo; la soberbia de
Satanás está entrando en los corazones de los hombres, y el hombre no quiere ver que
esto es obra maligna, malo, y no se clavan de rodillas para pedir perdón a mi Dios,
vuestro Dios, y que calme esta tempestad de horrores, de maldad, de muerte, de guerra; pedid mucho por vuestra España, hijos míos, y por el mundo entero; pero eso sí, os digo lo que os he dicho hace un momento, por vuestros hijos, vuestros hijos, porque Cielo hay uno, Infierno también hay uno y vosotros como padres y hermanos y amigos y creyentes queréis que se salven, primero vuestros hijos, pues eso es la misión que tenéis que llevar.


Faro de Luz soy, Luz doy y el que venga a mi Corazón pidiéndome auxilio y Luz yo
estoy siempre dispuesta a darle la Luz.


Seguid caminando y no tengáis miedo, el miedo, hijos míos, es demoniaco, por eso
muchas almas, mis hijos y mis hijas, están enfermas de todo esto que está pasando en el mundo, ya no por los virus sino ellos mismos que se hacen mal porque piensan que se van a morir y tienen miedo a la muerte; si tenéis que morir, hijos míos, tenéis que morir todos un día u otro, esto es una gracia grande porque mi Dios, vuestro Dios, cuando morís con estos virus cometido por el hombre y Satanás, ya lo he dicho, sois mártires, mártires, así hijo míos, adelante y pedid los unos por los otros; sed buenos, caritativos y seguid oyendo siempre la voz de mi Hijo y la voz de mi Corazón.


Os bendigo, hijos míos, pero antes como siempre, mi Dios Padre Creador, mi Hijo de
Amor Salvador, el Espíritu Santo Santificador, mi Esposo y Yo vuestra Madre Miriam,
Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.


Adiós pequeños míos, adiós hijos, no tengáis miedo, miedo es cobardía, vuestras
conciencias si estáis en gracia de mi Hijo no tenéis que temer nada, nada; seguid
adelante, y lo que os he dicho, pedid por vuestras familias, por vuestros hijos, maridos esposas, y pedid también por los sacerdotes, para que sean santos y que vean siempre la Luz de su Dios, mi Dios y que lleven su Ministerio en conciencia de verdad porque Dios mi Dios los puso en la tierra para atraer a todos sus hijos, para darle de comer y beber el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo de Amor y tener vida para siempre.

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