La Virgen pide hacer los cien réquiem por las almas del Purgatorio, con los cuales también se logra mucho descanso para ellas:
Concédeles, Señor, el descanso eterno. Brille para ellas la luz perpetua.
(cien veces)
Se pueden hacer en un rosario y en cada decena en vez de gloria se dice:
Las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios, descansen en paz.
Amén.
† LOS QUE NOS HAN DEJADO †
Lectura de meditación para hoy
Habla Nuestro Señor Jesucristo:
Hijo mío, se necesita hacer entender con claridad que la vida continúa después de la tumba.
Todos aquellos que os han precedido en el signo de la fe, sea que estén en el Purgatorio o ya en el Paraíso, todavía os aman con amor mas puro, más vivo y más grande. Están animados por un gran deseo de ayudaros a superar las duras pruebas de la vida para que alcancéis, como ellos ya han alcanzado, el gran punto de llegada, el fin de la vida misma.
Ellos conocen ya muy bien todos los peligros que acechan a vuestras almas. Pero su ayuda con respecto a vosotros, está condicionada en buena medida por vuestra fe y vuestra libre voluntad para acercaros a ellos con la oración y con la confianza en su eficacísimo patrocinio ante Dios y la Virgen Santísima.
Si los sacerdotes y los fieles están animados de vivísima fe, conscientes de los inagotables recursos de gracias, de ayudas y de dones que pueden obtener de este Dogma de la Comunión de los Santos, verán centuplicado su poder sobre las fuerzas del Mal.
Mis sacerdotes instruyen a los fieles con palabras simples y claras, diciendo que vuestros hermanos que han cumplido ya en la tierra el periplo de su vida temporal, no están divididos de nosotros, no están lejanos de vosotros.
Decid también que no están inertes y pasivos a vuestro respecto sino que, en un nuevo estado de vida más perfecta que la vuestra, os están cercanos, os aman. Ellos toman parte, en medida de la perfección alcanzada, en todas las vicisitudes de Mi Cuerpo Místico.
Os repito que ellos no pueden descartar vuestra libertad pero, si son solicitados por vuestra fe y por vuestras invocaciones, os están y estarán cada vez más cercanos en la lucha contra el Maligno.
Os miran, os siguen e intervienen en la medida determinada por vuestra fe y por vuestra libre voluntad.
Hijo mío,
¡qué inmensos tesoros ha predispuesto mi Padre para vosotros!
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