Hijos de Dios, indignos sois de llamaros así porque no tenéis semejanza a vuestro Padre, ya que el pecado os deforma toda semejanza con El, pero por el bautismo sois hijos de Dios, aunque la distancia entre Él y vosotros sea infinita. Yo, Espíritu de Dios, os hablo,

Un padre tiene la obligación de ayudar a sus hijos en caso de necesidad, si esto lo hacen los padres terrenales, ¿creéis que no lo hará vuestro Padre Celestial? ¿O acaso dudáis porque sabéis en vuestro subconsciente que sois pecadores y os consideráis indignos de ser escuchados por Dios? Dios no es como vosotros, mezquino e intolerante, El os ama a pesar de vuestros pecados y aberraciones. Id a El aunque sea por vuestros intereses y humillaos ante el Altísimo que es el único merecedor de ser amado y adorado. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Cuando la prueba llame a vuestra casa y os veáis impotentes ante la angustia del sufrimiento, acudid a vuestro Padre Celestial cuya bondad es infinita y está deseando de ayudaros. Tened fe en Él y si os falta la fe, humillaos y abajaos a Él cómo lo hizo el hijo pródigo ante su padre terrenal. Pedid ayuda a quien todo lo puede, y tened confianza de que El es ayudará según os convenga. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo. Paz y bendición en nombre de la Santísima Trinidad.
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