3 feb 2015

Mensaje 1 febrero 2015 - España - Sacerdotes, Corregid a los Fieles

NO PRETENDO QUE LOS AVERGONCÉIS EN EL PÚLPITO DECLARANDO QUE NO DEBEN COMULGAR



Sacrilegios y más sacrilegios se cometen a diario en Mis parroquias y Mis párrocos ni se inmutan. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, que vilmente defendéis Mis intereses y que mal guiais a las almas. Sabéis de sobra que comulgan sacrílegamente y lo permitís con toda libertad. No pretendo que los avergoncéis en el púlpito declarando que no deben comulgar, pero sí que lo hagáis a solas, sin temor a perder la amistad de ellos, porque más vale perder su amistad que la Mía. Yo, Jesús, os hablo.

Tampoco pretendo que los amonestéis con prepotencia, ni soberbia, hacedlo con mucha misericordia y dulzura, tratando de que vean los errores de su forma de actuar, y de que vean y comprendan que esos caminos son carne del abismo infernal. Por eso, buscad en las lecturas donde se habla de esto y presentádselas, y si no os escuchan e incluso os atacan, vosotros habéis cumplido con vuestro deber sagrado y más vale perder a esos feligreses que perder el alma. Yo, Jesús, os hablo.

Sed consecuentes Conmigo y con vuestra fe católica. Sed valientes, Mi Santa Madre os ayudará. Poned en las parroquias octavillas que informen acerca de la comunión sacrílega, y Mi Santo Espíritu hará el resto. Pero hijos, sacerdotes Míos, no seáis reos de la perdición de las almas y poned lo que a vosotros os competa. Yo, Jesús, os hablo.

Ser sacerdote no es un trabajo cualquiera es una vocación, y debéis de ser valerosos y tratar de que en vuestras parroquias se cumplan las normas litúrgicas adecuadamente, y el respeto al Templo y lo sagrado. ¡Esos móviles! que suenan siempre  en la celebración Eucarística. Esas vestimentas que provocan a los que asisten a Misa. Todo esto lo debe denunciar el párroco ¿o pretendéis que un Ángel baje del Cielo y lo haga? Introducid la buena semilla en las homilías, sin hacerlas pesadas ni alargándolas demasiado, y predicad todo lo que Yo prediqué, adaptado a vuestros tiempos, pero sin variar lo esencial, ni quitar, ni poner nada. Porque Mi Evangelio es para siglos y siglos inmemorables, no solo para una época determinada. Yo, Jesús, os hablo.

Y si teméis a vuestros obispos más debéis temerme a Mí que Soy el que os juzgará. Si un obispo os llama la atención por ser un sacerdote de Dios, ¡ay de él! más le valdría no haber llegado a ese cargo. Yo, Jesús, os hablo y os aviso. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.

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