5 de Diciembre de 2.015
Monte Faro de
Luz [Valencia de Alcántara (Cáceres)]
Ntra. Madre comienza su mensaje:
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y
Luz de mi Luz en vuestras
almas.
Meditad ISAIAS, hijos míos, hacedlo.
Sed buenos hijos, sed perfectos, hijos míos, buscad la oración,
buscad a mi Hijo, Él espera con los brazos abiertos.
¡Cuánta masonería hay en el mundo,
hijos míos, dentro de la Iglesia¡ En el mundo con el
Dragón stán haciendo estragos a la humanidad; ¡pobres hijos míos,
pobrecitos!; si no miran a su Dios y van a postrarse de rodillas a
pedir perdón por ese pecado tan grave.
Vosotros, hijos míos, aquí y en todo el mundo, muchos venís a
consolar el Corazón de mi Hijo y mi Corazón; nosotros tenemos
grandes cosas para vosotros: la Felicidad Completa, el Cielo, pero
vosotros tenéis que trabajarlo, hijos míos, tenéis que ser
oradores, limpios de corazón. Id a los brazos de mi Hijo, espera en
el Monte con los brazos abiertos para que entréis todos en sus
brazos; haceos como niños, sed sencillos y buscad la humildad.
Hijo mío narra lo que vas a ver:
– Señora, ¿qué es esto que se
presenta?, cuánto fuego; veo que los hombres mueren con cosas
que
echan los hombres, un humo blanco y van muriendo por millones, ¡ay
Madre! y esos
hombres y mujeres y niños que mueren, ¿porqué
mueren?
– Es la peste que va a venir al mundo.
– Madre ¿y
esas aguas del mar que desbordan y se llevan naciones enteras?
–
Sigue, hijo mío.
– Los pecados han propasado las bóvedas del
Cielo, y el Papa está huyendo del Vaticano...
– Sí, hijo mío,
tiene que esconderse porque quieren matarlo.
– ¿Y esas almas
que quieren morirse con tanto que están viendo?
– Sí, hijo
mío, ellos que no han tenido Fe y les daba igual la vida. Han vivido
sus caprichos, sus
mentiras, sus errores, sus crímenes.– ¡Ay
madre!, por qué no rezamos todos, la humanidad, para que se salven
todos.
Eso es lo que mi Corazón está diciendo al
mundo, pedid por los pobres pecadores, pero el mundo no quiere
escuchar, van a los lugares donde Yo me aparezco, hijo mío, y
no van con fe, y Yo lloro porque no creen a su Madre que está
viniendo siempre a dar el Consuelo y el aroma de mi Corazón para que
todos los hombres busquen el refugio en este Corazón Puro. Una madre
quiere a todos sus hijos y cuida de ellos, pero la mentira se ha
apoderado del mundo, como estás viendo hijo mío. El Dragón
Infernal está haciendo estragos en la humanidad y
los hombres le siguen porque no quieren a su Dios, le dan la espalda
a su Dios y buscan el refugio del pecado, de las borracheras, de las
lujurias, de las mentiras, del placer, del pecado de la carne, hijos
míos, que tanto ofenden a mi Dios vuestro Dios.
Buscad el Sagrario, ahora estáis a tiempo,
hijos míos; como mi hijo está narrando todo
lo que Yo estoy poniendo a sus ojos, así va a pasar en el mundo si
el hombre no se inclina de rodillas y pide perdón a su Dios Creador.
Todo esto que ha narrado mi hijo vendrá a la tierra, serán los
últimos tiempos; pero, mirad que antes que todo esto pase vendrán
los días de tinieblas, como tantas veces he anunciado a mis hijos,
los días de equivocaciones, los días que los hombres se maten los
unos a los otros por venganza, por herencia; se odiarán padres con
hijos e hijos con padres, porque unos verán la Luz y otros verán el
Infierno.
¡Alerta humanidad! Yo vuestra Madre vengo
al mundo para salvaros del Infierno.
Buscad a mi Hijo, cuántas veces lo he dicho, Sagrario, Sagrario,
Sagrario; pero los Sagrarios están vacíos, porque el hombre tiene
rutina en sus corazones, solamente el momento de la Eucaristía y a
veces de rutina se van sin saber que mi Hijo viene al Altar en su
Divinidad para entregarse a los hombres y tengan vida para siempre.
Buscad y hallareis, llamad y vendrá Él, os dará el ciento por
uno; sed serviciales unos con los otros; sed caritativos, hijos míos,
y llevad el Evangelio de mi Hijo a todos los hombres.
– Madre yo te pido esta tarde por estas almas, tus hijos, que
estamos aquí, que vienen con alegría, pero muchos con dolor,
sánalos, cúralos, sánalos, cúralos. Madre, Tú que puedes y que
tienes el poder del Todopoderoso nuestro Dios Creador, pídelo al
Padre, a tu Hijo de Amor y al Espíritu Santo, tu Esposo
Santificador.
Danos Dulzura, Madre, danos tu Luz siempre, que allá
donde vayamos no critiquemos, no hagamos mal sino que tengamos tu
Dulzura, tu Paz, tu Verdad; enséñanos a querer a Jesús, tu Hijo, y
ahora que estamos en Adviento en el mundo, prepáranos Tú para
acoger a tu Hijo en nuestros corazones.
Madre, yo te pido por todos ellos, sánanos todos y que
tengamos siempre a tu Hijo en nuestras almas, como tantas veces nos
has dicho:” un Sagrario en vuestras almas para que mi Hijo con la
Trinidad goce y entre en vuestras almas; sed Sagrarios”. Eso es lo
que yo también te pido, como Tú nos lo dices tantas veces,
Sagrario, Sagrario, Sagrario.
Esta es tierra de paz, aquí estoy Yo siempre, y tantas veces os
he dicho, uno que venga y diga “Madre”, allí estoy, Yo estaré
con esta persona, mi hijo o mi hija y la llevaré en volandas y le
daré gracias, por eso cuando paséis por aquí, hijos míos, no os
olvidéis de al menos rezar tres Ave Marías a mi Corazón
Inmaculado.
Es el año de la Misericordia, hijos míos; id a la Misericordia
de mi Hijo; tanta Misericordia tiene y derrama, y vosotros, como a
Lucía un día le dije, haced los cinco primeros sábados de mes;
confesad, haced también un ratico de conversación, como vosotros
decís en la tierra, Conmigo; llenaos del Cuerpo y la Sangre de mi
Hijo, y así le prometí a Lucía que Yo y mi Hijo vendríamos en la
hora de la muerte a llevaros al Cielo; hacedlo, hijos míos, en este
año de Misericordia. Yo quiero que seáis santos todos, que vengáis
a este Santo Lugar, Mi Casa, y os llenéis del aroma de mi Corazón y
el aroma de mi Hijo.
Amad mucho a vuestro Creador, mi Creador Padre; amad mucho a mi
Hijo, el Salvador del mundo; amad mucho al Espíritu Santo, mi Esposo
Santificador, y amadme mucho a Mí, porque Yo soy vuestra Madre del
Amor. Seguid caminando en el Amor para el Amor.
Adiós, hijos míos; también os digo que la bendición de mi Dios
Padre, vuestro Dios Padre Creador, mi Hijo de Amor, el Espíritu
Santo, mi Esposo Santificador, vuestra Madre Miriam, Corazón de
María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz. Seguid, hijos míos,
siendo buenos, y hablad de mi Hijo al mundo y a vuestros hijos.
Adiós pequeños, adiós hijos, adiós hijos míos.
Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.
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