Alegraos
hijos en el Señor, porque pronto muy pronto llegará vuestra liberación, y todo
aquel que Me ha sido fiel en las duras
gozará Conmigo eternamente. Yo, Jesús, os hablo.

Tened
hijos muy claro lo que os digo porque vienen tempestades espirituales que os
pueden hacer zozobrar. Mirad como Mis apóstoles temieron a la tempestad del mar
y Me llamaron, haced vosotros lo mismo, acudid a Mí y confiad en que Yo
intervendré en su momento. Y si tardo en intervenir, siempre hijos Míos, será
por vuestro bien y el bien de la Iglesia, no pretendáis saber más que Yo que
vivo entre vosotros, que os veo, que estoy a vuestro lado y que se perfectamente
mejor que vosotros lo que pasareis y lo que os espera. Recordad hijos, recordad
que sin Mí nada podéis (Jn 15,5)
Sacerdotes
de Dios, de Dios tenéis que ser siempre, hasta el martirio si eso fuera
necesario. ¿De que le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? (Mt 16,26) Si
tenéis que perder el ministerio, si tenéis que perder amistades, si tenéis que perder
la honra y la salud por Mi causa, benditos seáis, porque todo eso son tesoros
que solo a los verdaderos sacerdotes se les dará. Yo, Jesús, os hablo.
Uníos
todos, laicos y sacerdotes en Mi Santo Nombre. Ayudaos mutuamente en momentos
de tribulación, no os olvidéis de que tenéis una Madre Celestial que vela e
intercede por vosotros, honradla y no dejéis ni un solo instante de hacerlo.
Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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