Hijos Míos,
trabajad todos en Mi Viña y hacedlo con amor y mucha fidelidad. No os
desalentéis ante los malos acontecimientos que os vengan y que os vendrán,
porque Yo no aparto Mi mirada de vosotros. Yo, Jesús, os hablo.
El
desaliento o desánimo es una de las armas que usa Mi enemigo mortal para apartaros
de hacer Mi voluntad. Esto va sobre todo para los sacerdotes que sé que muchos,
muchísimos, están padeciendo esta clase de tentación, porque Mi enemigo los
quiere apartar de Mi Viña. Acudid hijos, acudid a vuestra Santa Madre como lo hacéis
en las cosas terrenales con vuestra madre bilógica, nadie como Ella os
protegerá y os librará del desaliento. Ella que Me vio hecho un guiñapo a merced
de Mis enemigos, callando ante tanta injusticia, compartió Conmigo Mi suerte. Ella
sabe que cada sacerdote verdadero Mío padecerá también la persecución, unos más
violenta otros más silenciosa, pero todos sufriréis la incomprensión y la
critica de vuestros mismos obispos y de vuestros mismos compañeros de diócesis.
Pero hijos, no sucumbáis al desánimo, es una tentación que quien cae en ella se
hunde en un estado tal de depresión y oscuridad, que algunos hasta quieren
quitarse la vida.
Tenéis
también a vuestros Ángeles de la Guarda que os acompañan día y noche, acudid a ellos
y rezadles o invocadles para que os ayuden, y ahí está Mi valeroso Arcángel San
Miguel, cuya valentía es temida por el principie de este mundo y todos sus
secuaces. Yo, Jesús, os hablo.
Lo que
digo a los sacerdotes lo digo también a los seglares dedicados a Mi causa.
Porque todo aquel que Me sea fiel, sea sacerdote o seglar, intentará Mi enemigo
mortal, sacudirlo violentamente con tentaciones de toda clase, no solo de desánimo
sino contra la fe, para que abandone y Me dé la espalda a Mí y a Mi doctrina.
Yo, Jesús, os hablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario