Hijos
de Dios, ante todo anteponed vuestros intereses espirituales, por encima de los
intereses terrenales, porque el enemigo mortal de las almas no descansa para
hundiros en lo más profundo del Infierno. Yo, Jesús, os hablo.
Sed personas
fieles a la voluntad del Señor, que eso no lleva grandes heroicidades. Debéis
cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios constantemente, y debéis de practicar
las virtudes en todos los terrenos, en el trabajo, en el hogar, en la familia y
en la amistad. No descuidéis la salud de vuestra alma siendo almas de oración. Y
lo mismo que os preocupáis de tener mejorada la salud de vuestro cuerpo, así debéis de preocuparos
de vuestra alma. Yo, Jesús, os hablo.
Vosotros
le rezáis a vuestros difuntos y hasta les encargáis Misas, pues bien, que seáis
buenos cristianos también les ayudan, porque el bien que hagáis también
repercute en ellos. Y si rezáis a vuestros difuntos y le ofrecéis Misas es
porque creéis que hay otra vida después de la muerte, ¿por qué pues vivís
olvidando que así es? Yo no os voy a regalar la salvación eterna si vosotros no
colaboráis en la misma, pero sí os ayudaré continuamente con Mis gracias para
que no caigáis en la tentación y para que cumpláis en todo momento Mi voluntad.
Practicad los Sacramentos a menudo, no os confeséis pasados los meses y meses,
hacedlo más a menudo, para que la confesión os fortalezca y os haga robustos
ante las asechanzas del demonio. Sed verdaderos cristianos, auténticos soldados
de Cristo, y veréis como sois vosotros los primeros en beneficiaros de todo
esto.
Y lo
mismo que en la profesión queréis ser los mejores y destacar y llegar a cargos más
encumbrados, también en la vida espiritual debéis superar vicios por pequeños que
sean y costumbres incorrectas, para que no os venzan ellas en vez de vosotros
vencerlas. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, tenéis
a Mi Santa Madre, a San José, a San Miguel Arcángel, a vuestro Ángel Custodio,
y todos ellos están dispuestos a ayudaros en vuestro caminar hacia la Vida Eterna.
Tenéis a los santos e incluso a vuestros mismos difuntos que algunos ya gozan
de la bienaventuranza e interceden por vosotros y vuestros hijos y familia. Buscad
consejos en santos sacerdotes, no en sacerdotes mediocres que desde lejos se
ven lo mundanizados que están. Tratad de buscar consejeros que son fieles a Mí
y a Mi doctrina, porque si no buscáis buenos consejeros espirituales os irá mal
y encima estaréis engañados creyendo que porque lo ha dicho un sacerdote es válido
y hay muchos de ellos que llevan a las almas por caminos de perdición y ni siquiera
sus propias almas saben salvaguardar. Yo, Jesús, os hablo y os bendigo.
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