Sacerdotes
de Mi divino Corazón, Me dirijo a vosotros y os pido que Me seáis muy leales,
que vuestra lealtad sea incondicional aunque tengáis que enfrentaros a los
feligreses rebeldes, a vuestros superiores, a vuestros familiares. Porque Yo Soy
muy misericordioso pero también Soy muy justo y deseo de vosotros una fidelidad
y lealtad únicas. Todo hijos Míos, lleno de caridad hacia aquellas personas que
os lleven la contraria en la religión, o que trasgredan Mi doctrina. Yo, Jesús,
os hablo.
Veo que
por negligencia y sobre todo por cobardía muchos pasáis por alto cosas que no
deberíais. Sed conscientes que os he puesto en el sacerdocio para que guieis
adecuadamente a Mis ovejas, no para que las dejéis a su libre albedrio y se guíen
ellas solas con errores que pueden ser eternos y condenarse por ellos. No
vayáis con el mundo, Yo no Soy del mundo y vosotros tampoco debéis de serlo.
Nadie como vosotros deben ser fieles al Evangelio y al Magisterio de la
Iglesia. Por tanto, muchos sabéis muy bien discernir lo que es bueno y lo que
no, pero pasáis por alto muchas cosas por comodidad, por no querer complicaros
la vida y eso Me disgusta muchísimo. Yo, Jesús, os hablo.
Confesaos
más a menudo, no dejéis tanto tiempo de hacerlo. Algunos celebráis en pecado y
eso no Me gusta en absoluto. Se diría que honráis más a Satanás que a vuestro Redentor.
Si vais dejando poco a poco la disciplina que por vuestro estado os corresponde,
y cada vez más os integráis en las cosas del mundo, no daréis frutos, y os
pediré rigurosa cuenta de todos vuestros actos, así que hijos, haced más
oración y dejaros más de futbol y noticias de la televisión, vuestro puesto está
en el Sagrario y si no hacéis vida de Sagrario os vais entibiando cada vez más
y los feligreses lo advierten y se dan cuenta que sois más del mundo que de
Dios. Yo, Jesús, os hablo.
Es duro
lo que os digo pero debo de hacerlo. Esto no quita que os ame con locura, que
estoy dispuesto por vosotros a todo, pero también espero de vosotros que sigáis
Mi Obra en vuestro ministerio y guieis a las ovejas adecuadamente, aunque a
veces tengáis que hacerlas llorar por causa de la verdad, de Mi verdad. Yo, Jesús,
os hablo.
Hijos,
no Me defraudéis, no os contaminéis de las cosas del mundo, no os mundaneéis,
sed santos en cada instante, en la Parroquia y a solas en vuestra habitación,
en el Sagrario como en el despacho, en la oración como en las pláticas, pero
sed santos ante Mis ojos y ante los ojos de los demás. Yo Jesús, os hablo y os instruyo.
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