FIESTA
DE NUESTRA SEÑORA APARECIDA
(PATRONA
DEL BRASIL)
MENSAJE
DE JOAQUÍN DEL MONTE CARMELO
"En vida fue un Sacerdote Fraile Benedictino. Construyó la primera Basílica en la Ciudad de Aparecida (San Pablo-Brasil)."
“Amados Hermanos Míos,
Yo, Joaquín del Monte Carmelo, vengo hoy en el día de Nuestra Señora Aparecida,
Nuestra Reina y Mi Amor para decirles: “Sean casas dignas de Ella.”
Así como Yo construí
para Ella una casa digna, la Basílica vieja, para que Ella pudiese morar allí, ser
amada y derramar Sus Gracias sobre Sus Hijos, ustedes también deben construir
como Yo en ustedes mismos, una casa digna para Ella.
Deben construir esa
casa digna en su corazón, para que allí verdaderamente la Madre de Dios pueda
morar, vivir y reinar. Y ¿Cómo debe ser la casa de la Madre de Dios en su alma?
Pura, sin pecado, perfumada de virtudes, sin defectos, iluminada, sin tiniebla
de ceguera, de pecado o de maldad alguna.
Debe ser hermosa y por
eso, toda fealdad de pecado debe salir de su corazón. Debe ser rica en las
tallas y adornos, o sea, en las virtudes, calidad y buenas obras que ustedes
deben poseer en el alma. Debe ser rica, preciosa, o sea, debe haber en su alma
el oro puro de las virtudes.
Deben hacer en su
corazón como Yo hice para Ella también: un altar de mármol puro, o sea, de la
fe más fuerte, más firme, más inquebrantable, más profunda en la Madre de Dios.
Una fe robusta, valiente, varonil, una fe como la de los Mártires y de los
Santos que emprendieron cosas arduas para la Madre de Dios y que no desanimaban
cuando les venían las contrariedades inherentes a la misión que la Madre de
Dios, que el Señor les había dado.
Así, verdaderamente
harán para la Madre de Dios una bella casa en su corazón como Yo hice en la
colina de los cocoteros. Entonces, Ella vendrá a morar en su alma, Ella
entonces se deliciará con ustedes en su corazón, llenará su corazón de paz, de
amor, de gracia, de luz del Paraíso.
Y entonces, ustedes ya
vivirán un poco del Cielo aquí en la tierra, porque ¿Qué será el Cielo? Nuestro
Amadísimo Marcos les explicó muy bien: “El Cielo será un continuo éxtasis de
amor con la Madre de Dios.” Quedarán eternamente mirando para Ella y Ella
mirando para ustedes y de Ella entonces recibirán todo el cariño, todo el amor,
la sensación de la protección, la sensación de la paz perpetua que nadie nunca
más les podrá quitar.
Allí ya no habrá más
cuidados con el trabajo, con la familia, con el comer, con el dormir y con el
vestir, porque esas cosas son cosas puramente temporales. Allí su corazón
también no tendrá que dividirse entre tantas personas, porque allí su corazón
será todo y sólo de Ella, del Señor. Entonces, ustedes vivirán sumergidos,
inmersos en la más profunda paz celestial que nunca más acabará.
Por eso, todo aquel que
se da totalmente a María, que tiene en María su “único tesoro”, que hizo de
María su “todo”, su “vida”, su “único amor”, este ya vive un poco del Cielo aquí
en la tierra y después de la muerte, solo lo continuará en el Paraíso.
Vivir sólo por María,
para María, con María, teniendo como “único amor” a María y por medio de Ella, Dios.
Este ya vive el Paraíso en la tierra, fue así que Yo viví: Ella era “todo” para
Mí, Mi “único amor”, Mi “tesoro”. Por eso, donde Ella estaba, allí estaba
también Mi Corazón. Todo lo que Yo hacía, era para Ella. Todos Mis
pensamientos, obras, palabras, sacrificios, trabajos, todo era sólo para Ella.
Las lágrimas que Yo vertí y que fueron muchas en la construcción de la Basílica
vieja, las gotas de sudor que caían de Mi rostro en aquel trabajo penoso, en
aquella empresa, todas cayeron por María. Por eso que en el Cielo, todas ellas
se transformaron en perlas brillantísimas que Ella colocó en Mi cabeza cuando Me
dio la Corona de la Vida Eterna.
"Basílica vieja, inaugurado el 24 de Julio de 1888."
Sí, cada lágrima, cada
gota de sudor vertida por María aquí en la tierra, se transformará en una perla
brillantísima en el Paraíso que la Madre de Dios colocará en su cuello, en su
cabeza cuando lleguen allí. Por eso les digo: “Sean casas dignas de la Madre de
Dios, renunciando a toda falsedad para con Ella, a toda desobediencia, a toda
dureza de corazón, para que Ella verdaderamente crea en ustedes, confíe en
ustedes y venga a vivir en ustedes.”
Y
por fin, edifiquen casas,
levanten casas para la Madre de Dios en los corazones de sus hermanos,
llevando
para ellos Sus Mensajes, haciendo con que todos la amen, con que todos
también
se enamoren por Ella y hagan de Ella su tesoro, su todo, pues, si el
todo y tesoro de todos fuere María, allí estará el corazón de todos. Y
si el corazón
de todos estuviere en Ella, el reino de Satanás caerá por tierra y él
mismo será
arrojado, precipitado en las profundidades de las llamas infernales,
humillado,
avergonzado, pisado y aplastado, y de allí no podrá más salir. Entonces,
el
Brasil y el mundo se transformará en el Reino de Amor de la Virgen
María.
Yo, Joaquín del Monte
Carmelo, amo mucho a Mi Amadísimo Marcos que aparte de hacer para la Madre de
Dios esta casa aquí, ha construido y edificado casas en millones de corazones
en el mundo entero, para que en ellos Ella viva, more y reine. Y amo mucho
también a Mi Amadísimo Carlos Tadeo que en su Ciudad también ha edificado
casas, moradas para la Madre de Dios, verdaderos santuarios vivos en las almas,
donde Ella vivirá, reinará y realizará sus mayores maravillas de santidad y de
gracia, para la mayor Gloria del Padre.
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