Hijos
Míos, no podéis ni imaginar por un momento las monstruosidades que se están
tramando para esta Humanidad, que Yo Jesús de Nazaret, redimí con Mi Preciosísima
Sangre. Yo, Jesús, os hablo.
¡Católicos,
hijos que Me amáis! debéis de ser más entregados a vuestros compromisos espirituales que Me ofrecéis,
porque tan pronto tenéis un simple dolor de cabeza, ya abandonáis la Misa o
demás prácticas piadosas, así que hijos, no disminuyáis lo que Me tenéis
ofrecido, porque os digo que si supierais lo que están maquinando los
gobernantes que no Me aman y los empresarios que solo quieren dinero, os pondríais
las manos en la cabeza horrorizados. Yo, Jesús, os hablo.
El mal está
tomando dimensiones enormes y además cada día el mal es más espantoso, por eso,
vosotros católicos de Mi Corazón, almas Mías pequeñas y sencillas, no dejéis de
rezar y de cumplir vuestras prácticas diarias de piedad, sobre todo la Misa,
porque Yo supliré en vosotros lo que os falte, para que el bien gane en los que
Me aman y no pueda el mal hacerles ningún daño en sus almas, que si bien
padeceréis en vuestros cuerpos, no quiero que el alma os la toquen y os la perviertan,
ni por miedo, ni por cobardía, ni por falta de fe. Yo, Jesús, os hablo.
Haced
actos reparadores y no los dejéis de hacer. Haced actos de reconocimiento a Mi
Santa Madre, invocad y rezad a vuestros Santos Ángeles de la Guarda, y vosotros
hijos, privaros de algún gusto porque venza el bien y el mal se esfume como el
humo. Yo, Jesús, os hablo.
Debéis
ser muy entregados a Mis cosas, y sobre todo ser muy constantes. No os dejéis embaucar
con palabrerías, argumentaciones que no tienen razón, engaños o errores, vengan
de quienes vengan. No os importe si perdéis el puesto de trabajo, o la casa. No
os importe todo el mal que os puedan hacer en esta vida si al final salváis el alma.
Muchos moriréis jóvenes, por eso, no os confíes en que tenéis tiempo todavía
para vivir la vida de piedad y la entrega a Dios. Estad preparados y sobre todo
manteneos firmes en la fe de siempre, sin importaros de donde vengan otros
criterios que nada tienen que ver Conmigo. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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