5 de Noviembre de 2.016
Cáceres - España
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi Luz en vuestras almas.
Meditad, hijos míos, a mi hijo LUCAS.
Hoy vengo de negro, hijos míos, ¡qué dolor siente mi Corazón de tantos sacrilegios que comete el hombre a la Divinidad, a mi Hijo de Amor!; reparad su Corazón vosotros, hijos míos, los que estáis aquí y los que están en el mundo, este “rebañico, mis polluelos”; rezad, pedid, amad; sacrificaos, hijos míos, haced ayunos y penitencias por todos aquellos hermanos que están confundidos, odian, matan, están desesperados, porque Satanás se mete en sus corazones y no deja vivir al pequeño.
Buscad siempre el Aroma de mi Hijo y el Aroma de mi Corazón; siempre estaremos con vosotros, hijos míos, porque Yo soy Luz y doy Luz y vengo aquí a dar Luz a todos mis hijos que vienen a mi redil.
¡Qué pena siente mi Corazón! Lloro, hijos míos, por tantos, como antes os dije, hijos ingratos que después, hijos míos, que mi Dios, vuestro Dios Creador, ha creado al mundo y al hombre, no se postren de rodillas y pidan perdón ¡Ay de aquellos que hacen mal y saben que su Dios, mi Dios, existe en sus corazones! No quieren quitarse la careta, llevan doble careta, hijos míos, una de bondad y otra de negruras ¡Cuánto daño hace el hombre malvado, el que está fuera de su Dios!: estragos en la tierra a mis pequeños; ya han tenido su merecido aquí en la tierra, por eso Yo me presento en todo el mundo para que pidáis por su conversión, para que vayan al redil de su Dios Creador, mi Dios Creador. Consolad vosotros el Corazón de mi Dios, vuestro Dios, que mi Hijo ya no puede con los Brazos de su Padre, mi Dios, vuestro Dios.
A las Bóvedas del Cielo ha llegado el pecado infernal y las trompetas, hijos míos, están preparadas para que los ángeles del cielo se oiga en el mundo todo aquello que va acontecer próximamente.
¡Ay de los hombres que no se postran de rodillas para pedir perdón de sus pecados! Vosotros, pequeños míos, buscad el Sagrario de mi Hijo y haceos un Sagrario en vuestras almas; tantas veces os lo he dicho: Sagrario, Sagrario, Sagrario; allí está la Divinidad de mi Hijo, Él nunca os fallará, os dará el ciento por uno, hijos míos.
Haceos esclavos, sed esclavos, y entre vosotros también amaos, no tengáis odio, ni rencores, ni cóleras; ayudad a aquel que está a vuestro lado; llevad los mensajes de mi Corazón a todos los hombres de la tierra; cuando os ofendan, hijos míos, rezad por ellos, pedid por ellos; no tengáis soberbia, en la soberbia está el Demonio, hijos míos; sed sumisos, sencillos; dad Caridad como Yo traigo la Dulzura para vuestros corazones; imitad mi Corazón, Yo estoy siempre con los humildes.
No os olvidéis, hijos míos, de las benditas almas del Purgatorio, aquellos que os van ayudar a vosotros cuando muráis; pedid por los difuntos, hijos míos, por aquellos que están muriendo, para que mi Dios, vuestro Dios, tenga Misericordia de todos y sean salvados.
Venid a mi Casa Faro de Luz, Yo estoy siempre con vosotros; venid, hijos míos, os quiero tanto; sed alegres, id por la vida con alegría; el que os ofenda, como os he dicho, dadle amor, dadle la misericordia de vuestros corazones.
Buscad, hijos míos, el Amor de mi Corazón para que vosotros lo entreguéis unos a los otros. Amad mucho a vuestros hijos educarlo, educarlo en mi Hijo, si hijos míos hoy muchos padres no educan a sus hijos en el Amor de Dios, mi Dios y vuestro Dios y dejan que hagan lo que quieran, por eso está el Demonio hijos míos, el Demonio es perverso, está deshaciendo las familias, los hijos no quieren a los padres, los padres tampoco quieren a los hijos, es un mundo una burbuja que están metidos en las borracheras, en el odio, en la droga, en la prostitución, en la maldad.
Mirad al cielo, hijos míos, Yo vengo a salvaros a todos y vosotros tenéis que rezar mucho y pedir mucho por la humanidad, quiero que vosotros Conmigo salvemos al mundo. Pisotead, maldecid al Demonio; sed sumisos con la Iglesia; amad mucho a la Iglesia; confesaos más a menudo; sí, hijos míos, la confesión, el perdón es el Cielo y vosotros podéis hacerlo porque amáis a mi Hijo y me amáis a Mí.
Faro de Luz me llaman y Luz doy; venid, hijos míos, a esta casa, mi Casa, que es vuestra Casa de Amor; hacedla grande vosotros. Sí, hijos míos, sois vosotros los que tenéis que levantar este Santuario de mi Corazón; estad unidos, hijos míos, unidos en la penitencia, en la oración, en el amor.
Os amo, hijos míos, y os doy mi bendición, pero como siempre, os la da mi Padre, vuestro Padre Creador, mi Hijo de Amor, el Espíritu Santo mi Esposo Santificador y Yo, vuestra Madre Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz. Adiós, hijos míos, hasta siempre. Hijos míos, Yo estoy siempre con vosotros; llamadme que estaré siempre en vuestra ayuda. Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.
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