18 de Julio del 2017
Mensaje Público
Nuevamente
veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios
Padre. Dice: “Yo soy el Señor Dios, el Creador de todas las cosas
grandes y pequeñas. Soy Yo quien creó la Tierra y su atmósfera. Soy Yo
quien manda a las nubes a pasar frente al sol. Soy Yo quien crea cada
insecto bajo la tierra, cada pez que nada en el mar. Por el amor que le
tengo a toda Mi creación, especialmente a la humanidad, vengo aquí hoy
para hablar nuevamente.”
“Les he dado los
mandamientos para que Mis hijos los vivan. Yo he encapsulado todos los
mandamientos en un sencillo concepto: el Amor Santo. La mayoría de
ustedes no escucha. El error más grande en el mundo de hoy es que el
hombre no reconoce ni le importa lo que está bien y lo que está mal.
Esa actitud niega el pecado en todas sus formas y crea una falsa
conciencia; una adecuada descripción del corazón del mundo. No
obstante, cuando Yo vengo o envío a Mi Hijo o a Su Santa Madre a hablar,
son pocos los que escuchan. También están los que creen que están
viviendo en Mi Divina Voluntad, pero han hecho dioses de su propia
voluntad y de sus opiniones. Estos son los más difíciles de convertir.
Su hipocresía es su ruina.”
“Con un corazón
sincero, regresa a Mí, hombre de la Tierra. Permite que Yo sea tu
Soberano. Yo quiero tu bienestar, tu salvación. Obedece Mis
mandamientos. Yo soy lento para enojarme y rico en misericordia. Sin
embargo, Mi Justicia tiene que llegar.”
Lean Judas 17-23
En cuanto a ustedes, queridos míos, acuérdense de lo que predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Ellos les decían: “En los últimos tiempos habrá gente que se burlará de todo y vivirá de acuerdo con sus pasiones impías”. Estos son los que provocan divisiones, hombres sensuales que no poseen el Espíritu. Pero ustedes, queridos míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo. Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la Vida eterna. Traten de convencer a los que tienen dudas, y
sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad
de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por
su cuerpo.
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