1 de Julio de 2.017
Monte Faro de Luz [Valencia de Alcántara (Cáceres)]
SANTA MARÍA
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz
de mi Luz en vuestras almas.
Meditad, hijos míos, a mi hijo MATEO.
Cuánto dolor y cuanta pena tiene mi Corazón, hijos míos, por este mundo ingrato. La perversidad, hijos míos, de los hombres está haciendo estragos a otros hijos míos que quieren el
Corazón de mi Hijo y mi Corazón.
Yo estoy dando los avisos ya, hijos míos, para lo que va a venir y acontecer en el mundo, y el
hombre no quiere mirar, no quiere meditar; el hombre está pendiente de sus cosas, las cosas del
mundo, en la soberbia, en la lujuria, en el pecado de la carne, hijos míos ¡Qué dolor tiene mi
Hijo! ¡Qué dolor tiene mi Dios Creador, vuestro Dios Creador, de que este mundo, los hombres
que Él ha creado, le den la espalda ¿Dónde vais, hijos míos? Vosotros mismos estáis cavando
vuestra fosa, pero una fosa de negruras, de Infierno; vosotros, los que estáis aquí y estáis en otros
lugares del mundo, sí queréis y amáis a vuestro Dios, mi Dios Creador, pero estad alerta, hijos
míos, porque Satanás, tantas veces os lo he dicho, entra por los sentidos, y hay almas, mis hijos
predilectos, que a veces se van del redil porque van a las cosas del mundo, les gustan las
vanaglorias, los poderes. Sí, hijos míos, ellos que son mis queridos hijos, dan la espalda a su
Dios, porque muchos son asalariados, no viven sus ministerios, la vida de amor, de caridad; a
veces ellos mismos se enfadan con otros hijos que les reprenden; no quieren saber nada de Amor,
se van y se van y se van a lo que he dicho al principio, a las negruras, por eso vosotros, pequeños
míos, tenéis que pedir mucho por ellos; son vuestros sacerdotes, los que perdonan los pecados y
tenéis que quererlos mucho, no les critiquéis ni murmuréis.
Si Yo vengo a deciros esto de mis
hijos es porque también vosotros ya lo sabéis, y su Madre que soy Yo, no puedo callar y pido
con mi cariño a todos vosotros para que recéis y pidáis a mi Dios, vuestro Dios, por la salvación
de todos ellos.
Sabéis que Yo estoy dando mensajes al mundo con lo que va a acontecer a la tierra; están
próximos ya los acontecimientos, hijos míos; el aviso, la Cruz Gloriosa que la verá todo el
mundo, y el mundo se arrodillará y pedirán perdón por sus pecados; pero cuando pasen unos días
dirán que es cosa que lo hace ( esto que decís vosotros) la Naturaleza. Será mi Hijo el que venga
en esa Cruz Gloriosa y esos que se clavaron de rodillas muchos se irán disconformes y diciendo,
esto es nada y volverán a sus vidas del mundo, a sus placeres y mentiras.
¿No estáis viendo vosotros cómo proyecta el hombre a la maldad, a la miseria? Y cada día los
gobiernos, que son hijos de ni Dios, vuestro Dios, ya les vale igual todo, ¿veis?, abortos, la
carne, la vida entre hombres y hombres y mujeres con mujeres, que dicen ellos que es amor,
¿dónde van a parar los hombres? Dios los ha hecho perfectos, queredlos y rezad por ellos; si el
hombre no pide perdón a su Dios por todo esto que está haciendo, no verán nunca el rostro de
Dios, mi Dios vuestro Dios.
Sed sumisos, humildes, oradores; y pedid también por el silencio de la Iglesia, la Apostasía que
está ya, hijos míos; sí, pequeños míos, esto no lo quiere ver el hombre porque la Masonería, el
Demonio, Satanás se ha filtrado en todo el mundo y más en los hijos de la Iglesia de mi Hijo.
Pequeños míos ¡Cuánto dolor tiene mi Corazón! Y hoy Yo estoy llorando por todos mis hijos;
sed serviciales unos con los otros; amaos, recoged a vuestros hijos, habladles de mi Hijo, porque
mi Hijo es el que salva, habladle, y vosotros también hablad con ellos mucho de Dios, mi Dios,
vuestro Dios.
Tened alegría en vuestros corazones y Luz de mi Luz en vuestras almas, venid a refugiaros a mi
Corazón Inmaculado, Yo soy Dulce, doy Dulzura y Yo quiero que todos vosotros imitéis a mi
Dulzura y deis dulzura a todos aquellos que están a vuestro alrededor, nada de rencores, ni odios,
ni cóleras, ni insultos, Amor, Amor, porque Amor con Amor se paga, hijos míos.
Venid a esta Casa, mi Casa de Amor y de Oración, y venid pidiendo, no por vosotros solos, sino
por la humanidad, que se aplaque la ira de mi Dios, vuestro Dios, que los pecados, hijos míos,
como tantas veces os he dicho, han llegado a la bóveda del cielo y el Cáliz de la Sangre de mi
Hijo está cayendo ya por el dolor de sus hijos ingratos.
Quereos hijos míos´, fortaleceos con el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, id al Sagrario, hijos míos,
no os olvidéis, id al Templo de mi Hijo y a mi Templo. Tantas veces os dije y os digo ahora:
haced un Sagrario en vuestras almas para que la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo y Yo
vuestra Madre María entre en vuestras almas y moremos siempre ahí en vuestros corazones.
Buscad la pureza, hijos míos, de vuestras almas; la pureza va al Cielo, la impureza va al Infierno;
estáis a tiempo, hijos míos, de ir a vuestro Dios, mi Dios y Señor; id al confesionario, hijos míos,
a menudo, no dejéis, porque no sabéis el momento ni el día ni la hora cuando mi Dios, vuestro
Dios, y mi Hijo vengan a por vosotros; estad alegres y contentos y no tengáis miedo, porque el
miedo es del Demonio, la alegría y la paz es de vuestro Dios, mi Dios.
Hijos míos estad alerta con las lámparas encendidas y siempre orando y diciendo:
“Señor, mi Dios, Tú me creaste para Ti, yo quiero encontrarte para que Tú mores en mi
corazón y siempre yo esté haciendo tu Voluntad porque sin Ti yo no soy nada. Señor, mi
Creador y mi Dios, no te olvides de este pobre pecador miserable que quiere un día morar
en tu Mesa Celestial; dame la luz y la fuerza, dame el conocimiento de ir a Ti porque Tú
eres mi Salvación, mi todo; dame la luz y el entendimiento de amar a mi prójimo, de
amarlo y quererlo, de no rehuir de las penas, del dolor de esos hermanos míos que
necesitan de este pobre corazón; Tú me sondeas, Tú me conoces, Tú lo sabes todo, Señor.
Dame fuerza y la luz para ir un día con tu Hijo Jesús, María, Madre de todos los hombres,
a tu Mesa Celestial”.
Decidlo así, hijos míos, porque esta oración a mi Dios, vuestro Dios, le agrada mucho.
Sed nada, sed pequeños, sed simplemente hijos pequeños de mi Dios, vuestro Dios.
Ahora, hijos míos, os doy la bendición, pero como siempre, mi Dios Padre Creador, mi Hijo de
Amor Redentor, el Espíritu Santo, mi Esposo Santificador, y Yo vuestra Madre Miriam, Corazón
de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.
SÍ, hijos míos, ha habido algunos hijos míos que me han visto lagrimas de dolor; Yo estoy
llorando por todos los pobres pecadores, y también por vosotros; he recibido de mi hijo
intenciones de que han traído a este corazón pequeño, todo está puesto en las manos de mi Dios
Padre, mi Hijo de Amor, el Espíritu Santo, mi Esposo, y mi Corazón Inmaculado.
Adiós pequeños, adiós hijos míos, adiós hijos...
Ntra.
Madre en Monte Faro de Luz.
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