16 sept 2017

Mensaje 15 sep 2017 - España: Podeis hacer muchas cosas para disminuir tanto mal en el mundo...

Hijos de Dios, el mal se está propagando con una rapidez considerable y vosotros vivís tan tranquilos sin preocuparos en absoluto de esta situación. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Diréis que es lo que podéis hacer para evitarlo. Pues bien, vosotros no podéis evitar el mal por las dimensiones que ya tiene, pero sí podéis disminuirlo con oraciones, sacrificios y sobretodo ayunos de toda clase de cosas, incluido el Internet y los medios de comunicación. Aceptando vuestras cruces y ofreciéndolas por esta intención. Rezando el Santo Rosario; oyendo la Santa Misa con devoción y fe; practicando los Sacramentos y siendo dulces y amables con los de vuestro entorno, en especial con vuestros familiares. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Males morales y físicos los ha habido desde siempre porque ellos son consecuencias del pecado original, pero si vosotros no hacéis lo que os acabo de decir para reducirlo, encima favorecéis esta situación con vuestros pecados y vuestra poca tolerancia hacia los demás. Satanás se cree que está venciendo pero no es así, sólo Dios sabe la realidad exacta de las cosas y el Maligno no puede vencer porque él es muerte eterna y la muerte no puede vencer. Gana terreno por vuestra negligencia en los deberes cotidianos, no se os pide cosas extraordinarias, solo que cumpláis bien con vuestros deberes y los impregnéis de amor a Dios, ofreciendo cada día al levantaros lo que ese día os depare por las intenciones del Altísimo y de la Santísima Virgen.

Sed magnánimos en dar a Dios. Todo ofrecido con amor y con fidelidad le sirve y lo aplica a esta Humanidad perversa y desviada de las leyes divinas y para el beneficio y salvación de las almas. Ofreced vuestros sufrimientos tanto físicos como morales unidos a los de Cristo y su Santa Madre, y así, ayudareis a muchas almas, porque Dios es amor y todo lo emplea para el bien de la Humanidad. Por tanto, no os relajéis, sed apóstoles en vuestro entorno y en el anonimato de vuestra vida, solo bajo la mirada de Dios, y sin ni siquiera bajo vuestra mirada, que ni vosotros sepáis el alcance de vuestras oraciones, sacrificios y sufrimientos, para que la vanidad no pueda mancillar lo que ofreceréis a Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo.  

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