¡Ven Espíritu Santo! Hijos de Dios, camináis vacilantes
por esta vida sin saber adónde iréis a parar, porque sois frágiles a los
vientos que os soplan y no sabéis discernir. Yo, Jesús, os hablo.
No tenéis que ser almas tan inseguras, porque debéis de
tomar un camino firme y no importaros que os digan ni que os deparen las
circunstancias. El camino verdadero soy Yo y por tanto a Mí Me tenéis que
seguir y debéis de manteneos firmes en Mí que no solo Soy Camino sino que Soy
Verdad y Vida (Jn 14,6). Pero vosotros
almas débiles y vulnerables, vais por
donde más sopla el viento sin valorar si ese viento es beneficioso o catastrófico,
por eso, hijos, haced más oración, manteneos en silencio en el Sagrario invocando
a Mi Santo Espíritu y procurad escuchad la voz que El o Yo a través de la oración
os diremos.
Estáis muchos preocupados porque no estáis seguros si vais
por caminos adecuados, no sabéis que hacer ante tanta confusión como hay en Mi
Iglesia, en la sociedad y hasta en muchos Apostolados que parecen que son rectos
pero que tienen grandes y graves errores. Algunos incluso dirigidos por sacerdotes.
Pedidme discernimiento y pedídmelo cada día, porque cada día cambian las circunstancias
y vais tras el último cotilleo que oís, y no hijos, no, debéis estar firmes en Mi
doctrina y Santo Evangelio y manteneos en él hasta el fin de vuestra vida. Yo, Jesús,
os hablo.
¿Acaso no sabéis que Mis discípulos pasaron por el
mismo trance? Se metían con ellos por seguirme, les decían que Yo era un embaucador
y un aprovechado, y tantas cosas que ellos no solo no creían sino que las
ignoraban por seguirme. Vosotros debéis ser lo mismo que los Apóstoles, tenéis
que estar seguros de la fe que practicáis, la de toda la vida, sin que os la
cambien ni os digan que la fe se debe adaptar a los tiempos, porque eso son
engaños que os pone Satanás y el mundo. La fe es la misma siempre, y lo que Yo
dije vale lo mismo para entonces cuando lo dije que para ahora, no hay cambios,
no hay vuelta de hoja, la fe es la de siempre y Mi doctrina será irrevocable ahora
y siempre, porque Yo no hablo para un siglo y después hablo para otro siglo,
hablo para todos los siglos y épocas en general, y lo que antes era, es ahora
también. Yo, Jesús, os hablo.
Estáis tristes, y os lamentáis de que no sabéis por dónde
tirar. Venid a Mi Sagrario y Yo os iluminaré. Yo os diré el verdadero camino
que tenéis que seguir y os haré fuertes a través de la oración, porque hijos,
sin Mí nada podéis (Jn 15, 5). La oración os dará luz, sabiduría y fortaleza,
porque es el medio más inequívoco para entender y saber discernir Mis designios
y, os haré fuertes como robles para que nada ni nadie os vulnere en las
decisiones que Mi Santo Espíritu y Yo os demos a entender en la oración. Os
recuerdo que la oración no es solo el rato que estéis en el Sagrario, la
oración se prolonga a lo largo del día si vosotros no os disipáis con las cosas
del mundo, y a lo largo del día o de los días, podéis entender lo que en el rato
de la oración no habéis visto claro. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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