13 jun 2018

11 jun 2018 - España: Cuantas gracias os envia Dios y las perdeis...

 
Hijos de Mi Inmaculado Corazón, Soy María Santísima quien os habla y lo hago como siempre movida por el inmenso amor que os tengo. Yo, María Santísima, os hablo.

Pero una madre también tiene que amonestar a sus hijos, sino no cumpliría bien su papel de madre. Por eso hijos, os digo, que perdéis muchas, muchas gracias con vuestras infidelidades a Dios, esto también va para los sacerdotes. Él constantemente, como una fuente que fluye, no deja de daros gracias para todo, para vuestra vida del alma, para vuestra vida corporal, para que pospongáis vuestras infidelidades, pero vosotros las menospreciáis y no las aprovecháis, porque tenéis constantemente la mente ocupada por las cosas del mundo y no por las del Cielo. Muchos decís que Me amáis, pero vuestro amor es muy parco y mediocre. Debéis de esforzaros más en imitarme en todo momento, cuando en casa algún miembro de vuestra familia os humillan, cuando en el trabajo alguien quiere abusar de vosotros dándoos ocupaciones que no os corresponden, cuando en las Parroquias los feligreses os abruman porque desean llevar ellos las riendas, imponer los horarios y las normas a seguir (esto va para los sacerdotes), así que hijos, Me tenéis por todos estos motivos y otros muy apenada. Yo, María Santísima, os hablo.

Si en vuestros hogares se rompiera una garrafa de aceite y no lo pudierais recoger, os sentiríais afligidos porque el aceite es valioso y debe aprovecharse. Pues si os afligís por una garrafa de aceite que al fin y al cabo la podéis recuperar comprando otra, imaginaos que dolor es perder las gracias que Dios os da y por las que Yo intercedo, porque esas gracias que no aprovecháis, esas gracias ya no las volveréis a recuperar, si en el instante que la recibís no las aprovecháis.

Sé que algunos os preguntáis cuáles son esas gracias, pues por ejemplo, cuando os dicen id a confesad y no vais, cuando alguien os humilla y os indignáis y enfadáis con esa persona, cuando podéis hacer una visita al Santísimo y no lo hacéis, porque todas esas cosas hechas con amor suelen ser inspiradas por el Espíritu Santo que os guía santamente por las sendas de la eternidad.

Sois pecadores y rechazáis las gracias sin ningún remordimiento, sin reflexionar y, os hace tanto mal en el alma como a un enfermo le haría en el cuerpo si rechazase las medicinas que el especialista le receta. Hijos, sed más conscientes de lo que perdéis. Estáis en esta vida para santificaros y ganaros el Cielo. La santidad es eso, hacer en cada momento la voluntad de Dios, aunque sea en cosas pequeñas, porque una a una se va entretejiendo la corona de méritos que llevareis en la Vida Eterna. Yo, María Santísima, os hablo y como Madre os aconsejo. Venid hijos a Mí hoy que es el día de Mi advocación de Virgen de la Capilla.

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