Hijos Míos, hoy os hablo muy disgustado en especial con
los sacerdotes, que cada vez más, se están convirtiendo en funcionarios. Yo,
Jesús, os hablo.
Creen que la Parroquia es patrimonio suyo y no saben
que deben de utilizarla para darme gloria y, alimentar a las almas con los Sacramentos
y con la adoración que Me deben y la Santa Misa. Pero ahora llega el verano y
hacen de la Parroquia lo que quieren, cerrando y abriendo a su conveniencia,
sin tener en cuenta la necesidad de tantas almas, que necesitan atención
personal del sacerdote y que a ellos no se les puede suplir por un laico. Así
que hijos, sacerdotes Míos, tomad conciencia de lo mal que muchos de vosotros
lo hacéis. No podéis hacer y deshacer en la Parroquia a vuestro libre albedrío,
tenéis que cumplir a la perfección con vuestro ministerio sagrado o seréis
responsables del bien que dejáis de hacer. Yo, Jesús, os hablo.
Feligreses de las Parroquias que así de mal funcionan,
no os calléis, procurad hacer saber al Obispo
lo que sucede, o también seréis culpables, siempre sin indignación, ni juicios
propios, solo exponiendo lo que sucede, porque Yo no quiero discordia, ni malos
entendidos, solo debéis informar con la verdad sin quitar ni añadir nada. Afortunadamente
no todos los párrocos son tan dejados en sus deberes ministeriales, los hay muy
celosos del cumplimiento sagrado de su deber y, tienen a los fieles bien
guiados. Por tanto, cada sacerdote que revise su conciencia y lo haga con
sinceridad, no vale decir no hago mal alguno porque hijos, dejar de hacer el
bien es ya un inmenso mal y, ahí falláis muchos.
Y esos muchos que falláis cada vez Me tenéis más abandonado y vuestra fe cada vez se enfría más. Terminareis por odiar vuestro ministerio que os di con tanto amor para haceros grandes santos. Pero Mi enemigo mortal os influye y os condiciona en vuestra forma de actuar. No favorecéis la adoración al Santísimo ni siquiera un día a la semana. No os ponéis apenas a confesar a no ser que alguien os lo pida. Celebráis con prisa y haciendo de la Santa Misa un brevísimo acto para luego emplearos horas y horas en las redes sociales o en los medios de comunicación. ¿De verdad creéis que Me honráis? ¿Creéis que puedo estar contento con esta forma de actuar? Si hasta tenéis disgustados a vuestros feligreses, imaginaos como Me tenéis a Mí. Así que id también vosotros a confesaros que falta os hace y enmendaros, porque si no lo hacéis, vais por la cuesta abajo muy rápidamente y podéis perder hasta la fe. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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