27 de Febrero del 2020
Mensaje Público
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el
Corazón de Dios Padre. Dice: “Hoy, hijos Míos, me gustaría hablares
sobre la ambición ciega. Este es un tipo de ambición que se centra en
uno mismo y no toma en cuenta los objetivos que se tienen en
mente. Algunos objetivos son buenos; otros no. Si ustedes permiten
que sus ambiciones solamente se cumplan sin considerar el costo para los
demás, entonces se han vuelto ciegos al Amor Santo. Tal vez parezca
que están teniendo éxito en el mundo, pero Dios no está de su lado. Sus
aliados tampoco están bajo Mi dominio y están tan ciegos como ustedes.”
“Si Yo no tengo dominio sobre sus corazones, entonces no puedo
tener dominio sobre sus ambiciones. Sus objetivos tal vez sean
agradables para ustedes y para los demás, pero ustedes fueron creados
para que el objetivo sea agradarme a Mí. Todos sus esfuerzos en la
tierra tienen que consagrarse para este fin, de lo contrario, llegarán
ante el tribunal de Mi Hijo con las manos vacías. No se cieguen en
cuanto a dónde los están llevando sus objetivos.”
“Cuando sus objetivos son para agradarme a Mí y a los demás, Yo soy su aliado y estoy en el centro de sus corazones.”
Lean Colosenses 3:1-10
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes
del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el
pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la
tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta
con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida,
entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria. Por lo
tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria,
la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la
avaricia, que es una forma de idolatría. Estas cosas provocan la ira de
Dios sobre los rebeldes. Ustedes mismos se comportaban así en otro
tiempo, viviendo desordenadamente. Pero ahora es necesario que acaben
con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones
groseras. Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se
despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del hombre
nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose
constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano
ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni
hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.
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