23 ago 2020

Mensaje Mensual Ago 2020 - España: Hijos, no tengais miedo, llenad las Iglesias, orad, ayunad, haced penitencias y visitad a mi Hijo en el Sagrario...

MENSAJE MENSUAL
MONTE FARO DE LUZ
CÁCERES - ESPAÑA
 
Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi
Luz en vuestras almas.

Meditad, MATEO.

Hijos míos, vengo llorando, con un traje, como vosotros decís en la tierra, de negro, de muerte, ¡pobres mis hijos que estáis en el mundo sufriendo este dolor! Pero, mirad, si tenéis la conciencia en paz, no tenéis que tener miedo a nada; mi Creador, vuestro Creador, os dio la vida, mi Creador y vuestro Creador se la llevará; no tengáis miedo, rezad mucho, pedid mucho, id al Sagrario, hablad con vuestro Dios, está muy ofendido, ¿sabéis por qué?, porque el mundo no le quiere; la ira de mi Dios, vuestro Dios, la está calmando mi Hijo y mi Corazón, los hombres no saben lo que hacen, no saben rezar, no quien ir a Dios.

Mirad, dentro de poco, muy poco, vendrá de verdad la Apostasía de la Iglesia, del mundo, el silencio total, sacerdotes contra sacerdotes no se entenderán, obispos contra obispos, cardenales contra cardenales; es fuerte y doloroso que Yo vuestra Madre venga a deciros este mensaje; pero hace mucho tiempo, Yo en todos los lugares del mundo he pedido oración, ayuno, confesión, las penitencias que le agradan a mi Dios, vuestro Dios; ¡cuántos y cuántos hijos míos hacen ayunos, penitencias, confiesan y van al Sagrario!, la juventud de mis hijos se está perdiendo, porque no les dirigen estos ministros que están puestos en la tierra para atraerlos al camino de la fe, del amor, de la esperanza; viven desorientados porque no ven un horizonte. Hijos míos vosotros que sois bendecidos por mi Creador, vuestro Creador, para que seáis ministros y llevéis a esos hijos al redil, convertíos, convertíos, hijos míos, dejad el mundo, buscad a vuestro Dios, sufridlo, llevad la Cruz de mi Hijo, implantad en vuestras iglesias un corazón limpio y puro para atraer a todos mis hijos al redil de mi Dios, vuestro Dios; el mundo no querrá ni queráis opulencia, vicios, miserias, borracheras, odios y mentiras y engaños; os ocultáis en la mentira y queréis ser delante de los hombres, buenos y lleváis un ánima mala, engañáis y engañáis, pero vosotros mismos os estáis engañando, a mi Dios vuestro Dios no se le puede engañar.

Hijos míos, pedid mucho por los moribundos, por aquellos que van a morir y están muriendo, que la Misericordia de mi Dios, vuestro Dios, tenga misericordia de todos ellos. 

Juan, hijo mío, ¡cómo estás en la Mesa de mi Señor, mi Dios y mi Padre!, que grande fuiste en la tierra, ya eres grande en el Cielo. 

José, portugués, también tú estás en la Moradas Celestiales. 

Francisco y Jeremías, tenéis que pedir todavía, aunque están salvados, la familia tenéis que pedir por estas almas que están cerca de esas Moradas que mi Dios, vuestro Dios, hizo para todos los hombres. 

Vosotros también tenéis que pedir por vosotros, convertíos, hijos míos, cada día, pedid al Corazón de mi Hijo que os quite los sueños malos, la avaricia, el tener y poseer, el yo, es una agonía tener el yo, porque es obra del Demonio, vuestro Dios, mi Dios, quiere bondad, quiere amor perpetuo, formaos en el Evangelio, rezad todos los días las oraciones que os manda la Santa Madre Iglesia; qué pocos hombres y mujeres ya lo hacen, porque el mundo les satisface y están en el mundo pidiendo al mundo las malicias, el poder, el poseer, las cosas malas que hay y ellos dicen que son buenas. No, hijos míos, sed perfectos en el amor, amaos de verdad, buscad a vuestro Dios; cuántas veces os he dicho que en aquel sitio donde estéis en los momentos que tengáis de libertad, hablad con vuestro Dios, mi Dios, Él escucha a todos: “Señor, Tú me hiciste para Ti, tengo que encontrarte y buscarte para estar siempre a tu lado, Señor te amo más que a nada, quítame de aquello que me estorba y que desprecie siempre al Demonio, que Tú seas mi baluarte, que Tú seas siempre mi Dios”. 

Hijos míos, sed santos como vuestro Padre Celestial es Santo, tantos hijos dicen: “es imposible ser santo como una Rosa de Lima, un Francisco de Asís, un Padre Pio”; eran hombres y mujeres como vosotros, lo que pasa, hijos míos, ellos cogieron la Cruz, se negaron a sí mismo y fueron caminando con la Cruz de mi Hijo, y siempre decían “hágase en mi tu voluntad y no la mía”, y muchos hombres ponen su voluntad ante la de Dios y eso es malo. 

Hijos míos, mis hijos de Faro de Luz y del mundo entero, haced penitencia, ayunad, confesad, amad a vuestro Dios más que a nada, más que nada porque Él es vuestro Creador y Señor.

Os quiero y os amo y os digo una vez más, no tengáis miedo, el que tiene miedo es porque su conciencia no está tranquila; hijos míos si estáis de verdad en Gracia de mi Dios, vuestro Dios, ¿a quién vais a temer? La muerte tiene que venir, si en estos momentos viene la muerte, hijos míos, porque Dios llama, tenéis que estar alegres y contentos si vuestras almas están en conciencia limpia y pura; seguid caminando en amor y volved a esta mi Casa, vuestra Casa, Faro de Luz, no tengáis pereza, la pereza es mala, es del Demonio.

Gracias pequeños míos, aquellos que venís todos los meses a rezar Conmigo y a pedir por los pobres pecadores; aquí Conmigo están muchos santos como siempre, ¡tantos santos y santas!, hoy especialmente está Francisco y Jacinta, pedidles a estos niños de amor que acabaron con sus oraciones con la guerra, y vosotros con vuestras oraciones podéis acabar con este virus malo. Mi Dios, vuestro Dios, está aquí viendo qué hacéis, ¿os claváis de rodillas a pedir por estas cosas, que están pasando en el mundo? Hijos míos pedidle a vuestro Dios, mi Dios, que tenga compasión del mundo y que se acabe esta maldad.

Os digo que pronto, unos años, vendrán estas cosas que os he narrado al principio, la Apostasía, el silencio de la Iglesia que ya está hace tiempo; pero los conflictos los vais a tener vosotros, mis hijos católicos, cristianos, cuando veáis que la Iglesia se tambalea y no podáis ir incluso a confesar; pedid mucho para que esto no venga, y que la ira de mi Dios, vuestro Dios, se calme con vuestras oraciones; pero eso sí, tenéis que llenar las iglesias, no tengáis miedo, id caminando paso a paso pero con fuerza y decid: “Jesús está a mi lado, Te quiero Jesús, acompáñame, llévame contigo en tu Corazón” Y tú y tú y tú, hijos míos, haced un Sagrario en vuestras almas para que more siempre mi Hijo de Amor con la Trinidad y mi Corazón.

Os amo mucho y os digo adiós, adiós, hijos míos, con mi Corazón lleno de dolor y lágrimas por tantos hijos que mueren en pecado grave; Yo quiero con mi Hijo y mi Dios Padre salvarlos pero ellos están cogiendo una vida de desórdenes, de maldad, de avaricia, de lujuria, de maldad y maldad y eso no puede entrar en el Cielo, hijos míos, en el Cielo entra la pureza, por eso vosotros sed serviciales, buenos hermanos y comprensivos con todos aquellos que veáis, y llevad siempre el nombre de mi Hijo en vuestros corazones.

Ahora os bendigo, hijos míos, pero como siempre mi Dios Padre Creador. Mi Hijo de Amor, el Espíritu Santo mi Esposo Santificador y Yo vuestra Madre Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz. Venid, hijos míos, a llenaros de las gracias de la Trinidad y la Gracia de mi Corazón cada primer sábado de mes, Yo estoy muy contenta porque vosotros sois mis hijos guerreros que venís a esta Casa, mi Casa, que es vuestra Casa.

Adiós hijos, adiós pequeños…

Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.

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