MENSAJE
DE SANTA LUCÍA
“Queridos Hermanos, Yo,
Lucía, Me alegro hoy por venir nuevamente hasta ustedes para decir: “En este
año de la Madre de Dios, aumenten en sus corazones el Verdadero Amor por Ella.”
Dejen la Llama de Amor
de Ella entrar en sus corazones y crecer, crecer hasta la plenitud. Eso será
fácil para aquellos que se deciden por Ella, pero será muy duro para aquellos que
están divididos entre Ella, entre la propia voluntad y las cosas mundanas.
¡Ah! ¡Ah! Si las almas
diesen por lo menos un paso, una oportunidad a la Madre de Dios y se alejasen
un poco de las cosas mundanas, sentirían esa Llama de Amor y sus poderosos
efectos que traen paz, plenitud de alegría, de amor al corazón, que nada, nada
de la tierra puede dar.
Ni incluso la ciencia
de esta tierra, ni incluso el poder, ni incluso el dinero, ni los placeres
carnales pueden dar la plenitud de vida, alegría, paz y felicidad, que la Llama
de Amor de Nuestra Reina Santísima puede dar al corazón que la posee.
Vean como ejemplo a todos
los Santos y también a Nuestro Amadísimo Marcos. Cuanta luz sale de su boca
cuando él habla, cuando reza, cuando anuncia las verdades que la Madre de Dios
le mandó decir, cuando habla de esta Llama de Amor, cuando habla del Verdadero
Amor por Ella.
Cuando él habla de ese
amor abrasado y enamorado que él tiene por Ella, Nosotros, los Santos del
Cielo, todos bajamos para oírlo. Es Nuestra delicia, es Nuestro placer, todo
eso que él dice y aumenta Nuestro gozo accidental en el Cielo, porque verdaderamente
cuando un alma se eleva, alegra todo el Paraíso.
¡Oh! Como sería bueno
que todas las almas del mundo quisiesen sentir ese amor, quisiesen poseer en el
corazón esa Llama de Amor y vivir únicamente por ese amor, la tierra sería un
Cielo, pero cómo los hombres están llenos de sí mismos, llenos de cosas
mundanas, llenos de amor de las cosas terrenales, cómo los hombres están lejos
de ese amor, lejos de esa verdadera alegría.
Al menos ustedes aquí recen,
recen y recen, para que sus corazones sientan el deseo de amar ese amor, de
poseer ese amor y de vivir ese lindo amor para con Dios y para con Nuestra
Reina Santísima, María Inmaculada.
Continúen rezando el
Rosario todos los días con el corazón, porque ello les hará amar verdaderamente
a la Madre de Dios.
Continúen cada día más
buscando la Santidad y no miren para atrás ni un instante siquiera.
Abran sus corazones
ilimitadamente para ese amor de la Madre de Dios, que en este año de Ella, procurará
incansablemente almas de Verdadero Amor en el mundo entero. Y si Ella encuentra
en ustedes almas así, almas de puro y verdadero amor, Ella hará verdaderamente
maravillas.
Apresuren su
conversión, porque el tiempo está acabando. El gran huracán* que asoló una
Nación en estas últimas semanas es más un aviso para ustedes, que la hora de la
Justicia está llegando. Conviértanse sin demora.
A todos Yo bendigo con
amor: de SIRACUSA… de CATANIA… y de JACAREÍ.”
*El gran huracán: “Se
refiere al Huracán Mateo que mató más de 900 personas en Haití.”
MENSAJE
DE SAN GERARDO
“Amados Hermanos Míos,
Yo, Gerardo, Me alegro también por venir hoy con ustedes para dar Mi Mensaje.
Todos los sábados Yo
vendré con Lucía para darles Mi Mensaje que antes era dado los martes. Y en Mi
lugar vendrá los martes Irene, para continuar la formación espiritual de
ustedes, su formación de Santidad.
Amen a la Madre de
Dios, den a Ella su corazón, para que Ella verdaderamente realice de sus
corazones, finalmente, Su plan de amor.
Den a Ella su corazón y
amen a la Madre del Amor, esta Madre que trajo al mundo el Verdadero y Bello
Amor que es Jesucristo, esta Madre que aquí procura amor de Sus Hijos, procura
amor de sus corazones.
Amen a la Madre del
Amor y den a esta Madre su “Sí”, su corazón, para que Ella verdaderamente quite
de su corazón, todo aquello que no es Dios, o sea, todo aquello que no les
lleva, no les une a Dios. Antes, les separa de Él, para que su corazón sea sólo
y enteramente de Él.
Imítenme en Mi
humildad, nunca quieran los mejores cargos, los mejores lugares, las mejores
posiciones, nunca quieran las mejores tareas, los mejores servicios. Por el
contrario, que ustedes Mis Hermanos, deseen siempre los trabajos más arduos,
más duros, más difíciles, aquellos trabajos que nadie ve, sólo Dios y la Madre
de Dios. Para que verdaderamente su trabajo sea recompensado por Dios en el
Cielo. Aquel que toca trompetas de las cosas que hace, ya recibió su
recompensa: los aplausos de las criaturas y nada más tendrá que ganar de Dios.
Por eso, sean como Yo,
amen la vida de amor escondida, o sea, aquella vida que prueba el amor por Dios
en las acciones más simples, más humildes, en los trabajos más arduos que nadie
ve y no procuren nunca también incluso en la vida espiritual, ser grandes según
el concepto del mundo, pero procuren ser grandes sí, en el amor, en la
humildad, en la pequeñez.
Y claro, si un día Dios
les eleve y les coloque en evidencia delante del mundo por las gracias
extraordinarias que les da, prepárense para el martirio y acepten con alegría
para la mayor gloria de Dios.
En todo tiempo y lugar,
quiero que digan como Yo siempre decía: “Quiero lo que Dios quiere y no quiero
lo que Dios no quiere.”
Eso es un resumen de la
Santidad, hacer la Voluntad de Dios siempre, nunca la propia voluntad. Donde
Dios quiere, como Dios quiere.
En los trabajos más
humildes y escondidos o en un trabajo en evidencia delante del mundo, sufriendo
el martirio del juicio, de las críticas, incomprensiones y persecución del mundo,
no importa, en cualquiera de los dos digan siempre: “Quiero lo que Dios quiere
y no quiero lo que Dios no quiere.”
Continúen rezando el
Rosario de la Madre de Dios todos los días, para que verdaderamente en este año
que es toda de Ella, Nosotros podamos proseguir la santificación de ustedes.
Apresuren su conversión.
Los tres días de tinieblas se aproximan y entonces, quien lloraba, reirá y
quien reía, llorará.
A todos Yo bendigo con
amor: de MURO LUCANO… de MATERDOMINI… y de JACAREÍ.”
MENSAJE
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
“Queridos Hijos, como
ya dije en la semana pasada, adonde quiera que uno de estos escapularios que
Yo, Mi Hija Lucía y Mi Hijo Gerardo tocamos estén, allí será como la sangre del
cordero en la puerta de las casas de los Israelitas en Egipto.
Sí, donde quiera que
esté uno de estos escapularios, allí estará Mi señal materna y de los Santos,
protegiendo esa casa de todos los males y sobretodo, en los tres días de
tinieblas, los demonios no podrán entrar en esas casas para hacer mal a Mis
Hijos.
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