25 de mayo del 2018
“Queridos
hijos! En este tiempo inquieto los invito a tener más confianza en
Dios, que es el Padre de ustedes que está en los Cielos y que me ha
enviado para conducirlos a Él. Ustedes, abran sus corazones a los dones
que Él desea darles, y en el silencio del corazón adoren a mi Hijo
Jesús, que ha dado su vida para que vivan en la eternidad, a donde
quiere conducirlos. Que su esperanza sea la alegría del encuentro con el
Altísimo en la vida cotidiana. Por eso los invito: no descuiden la
oración porque la oración hace milagros. Gracias por haber respondido a
mi llamado. ”
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